Internet multiplica las iniciativas de consumo colaborativo
Antonio Cerrillo para La Vanguardia, viernes 25 enero 2013La red ayuda a ampliar la vida útil de los productos de usar y tirar y a combatir el hiperconsumo.
"El 60 por ciento de la ropa que va a la basura se podría reutilizar"
"Lo importante ya no es la posesión, sino el uso o el intercambio del producto"
(Un apartamento para alguilar en París vía Airbnb.com mientras el propietario está ausente)
La colaboración vive su edad del oro gracias a internet. Las redes están desarrollando nuevas formas de economía basadas en la idea de compartir. Es el consumo colaborativo. Lo importante no es tanto poseer la propiedad de productos, bienes o servicios como acceder a su uso: disfrutarlos al margen de quién sea su dueño. Las viejas prácticas del trueque, el intercambio o el préstamo tienen ahora una nueva oportunidad para relanzar y recrear la economía en momentos de crisis. El nuevo edificio descansa sobre la base de que la gratificación no la da la posesión de bienes, sino el hecho de acceder a ellos. A la vez, damos una segunda oportunidad a los objetos para frenar el hiperconsumo derrochador poniendo el acento en una economía que se cimente en lo perdurable.
Las iniciativas de consumo colaborativo han encontrado en la red un campo abonado, el foro idóneo. La gama de opciones se ve ensanchada cada día. Los campos de este fructífero intercambio forman una retahíla inacabable que crece sin cesar: compartir coche o plazas de garaje, intercambiar casa o favores, vender ropa barata que no se usa del armario, hallar espacios de trabajo comunes, reparar ordenadores, prestar instrumentos musicales, regalar cosas que ya no sirven. Compartir mueve montañas. Sólo en el transporte, se han desarrollado múltiples variantes: trayectos que se comparten para repartir gastos de gasolina y peaje (Carpoling.es), empresas con flotas de vehículos que puedes reservar (Carsharing), alquiler de vehículos entre particulares (Social Car) o taxis compartidos (JoinUpTaxi).
Para todos los gustos
De la misma manera, el deseo de viajar se puede materializar con el intercambio gratuito de casas o el alojamiento a precio muy bajo. Puedes acceder a todo..., hasta alquilar un taladro, cuya vida media en el uso doméstico es, por cierto, de 10 a 20 minutos, pues compramos una herramienta que pocas veces usaremos. “Con las fórmulas de consumo compartido ganan las empresas y gana la gente, porque lo que se busca no es tanto el beneficio económico como compartir”, dice Albert Cañigueral, promotor de la web Consumocolaborativo.
(Un artículo sobre el coworking Uikú, en el Prat de Llobregat)