28 de juliol del 2015

'disponible': locals desocupats a la ciutat

Urban Commerce, Jornada 2013
Locales comerciales : nuevos usos, alternativas y oportunidades
jueves 26 de septiembre, Vitoria-Gasteiz
ponencia de Pere Fuertes, “Disponible” : las plantas bajas desocupadas en la ciudad compacta.


Fotomontaje de la calle Sant Pere Mitjà como posible mercado

En la calle Sant Pere Mitjà, en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona, 67 locales de un total de 99 están cerrados al público. El diagnóstico es complejo. Incluye la morfología de la calle, su escasa conectividad urbana, la situación del barrio de Sant Pere, los flujos de personas, pero también los parámetros normativos que regulan la instalación de nuevas actividades o la dificultad de promover iniciativas sobre la base de acciones puntuales.

En un estudio presentado a la Jornada Urban Commerce 2013 en Vitoria, se plantea un proceso de revitalización de Sant Pere Mitjà que resulta de considerar la especialización de la calle como alternativa a la dispersión actual, de favorecer la expansión del espacio público y la permeabilidad de las plantas bajas, de reforzar la identidad de la calle y de proponer un modelo de gestión conjunta del ámbito. Estas medidas configuran, en su conjunto, una estrategia que debería permitir el establecimiento de actividades en las plantas bajas y la simultánea regeneración del espacio público.

1. Especialización como alternativa a la dispersión

El distrito de Ciutat Vella ha recurrido a un Plan de usos para regular la presión ejercida desde varios sectores económicos, en particular, desde la industria turística. Fijando límites para estos usos, se pretende reequilibrar las actividades que dan servicio a los residentes y a los ciudadanos en general. No obstante, casos como el de Sant Pere Mitjà permiten observar que esta fórmula basada en la dispersión de los usos potencialmente nocivos no estimula la implantación otras actividades con un mayor retorno social, a pesar de que la densidad residencial de la calle y de su entorno inmediato haría prever una situación muy diferente. La suma de iniciativas individuales resulta insuficiente para establecer las complicidades necesarias que permitan revertir esta situación.


Planta del ámbito de Sant Pere Mitjà indicando los locales cerrados

Es necesario un cambio de criterio que permita hacer la pregunta adecuada: ¿qué actividad puede ocupar los 6.000 m2 de superficie comercial y de trabajo disponibles en plena Ciutat Vella? Una cifra que podría doblarse con la superficie de locales desocupados en las travesías de Sant Pere Mitjà. Sólo con el techo de actividad considerado, es posible establecer comparaciones reveladoras del potencial de esta calle: las galerías comerciales Bulevard Rosa ocupan una superficie de unos 5.000 m2 en el interior de una manzana del Eixample; el mercado de la Boquería cuenta con 6.876 m2, mientras que una planta del centro comercial El Corte Inglés de plaza Catalunya tiene un techo de 6.275 m2.

Sin dejar de ser una calle, Sant Pere Mitjà podría asumir el papel de espacio de conexión entre los 67 locales desocupados, y entre éstos y la ciudad. Permitiría asimilar el conjunto de la calle y sus travesías a un bazar, una galería o un mercado, conectado con la ciudad por las once ‘puertas’ de su perímetro. Cómo en los ejemplos citados, la especialización es clave para dar verosimilitud a la hipótesis de un espacio comercial y de trabajo considerado conjuntamente. En el caso de Sant Pere Mitjà y sus travesías, la vía hacia la especialización de la oferta podría compensar el aislamiento de la calle con el conocimiento de la actividad que se desarrolla.

No se trata de sustituir los locales que ya están en funcionamiento, sino de incorporar un porcentaje significativo de nuevos usos interrelacionados, suficiente para hacer identificable la calle dentro de la oferta de la ciudad y capaz, a su vez, de servir como catalizador de intervenciones posteriores atraídas por los cambios experimentados. Parte del atractivo de desplazarse hasta aquí sería justamente la agrupación de estos locales, como sucede en varios ejemplos actuales de concentración especializada dentro y fuera de Barcelona.

Sería necesario elaborar una propuesta de actuación capaz de determinar qué tipo de productos o servicios serían los adecuados para este nuevo bazar, teniendo en cuenta las limitaciones físicas y normativas, pero también en función de la estrategia que se quiere seguir para su desarrollo, que cuente con la propia calle como espacio de relación.

Las actividades potenciales deben hacer compatibles la producción de bienes y servicios con aulas taller y espacios de exposición y venta, como podría ser un mercado de segunda mano, de reparaciones y reutilización o de talleres artesanales; es decir, actividades que permitan completar todo su ciclo productivo en un mismo lugar y que den pleno sentido a la especialización.

2. Expansión del espacio público y permeabilidad de las plantas bajas

La anchura de la calle Sant Pere Mitjà –entorno a los 3,3 metros– no debería ser entendida como una limitación, sino como una ocasión para la singularización. Las dimensiones casi domésticas de su trazado permiten establecer una relación de proximidad que, en ausencia de tráfico rodado, convierten la calle en un ‘pasaje’ que conecta los diversos locales, casi cómo sucede en una galería comercial o en un mercado. Desde este punto de vista, la calle puede sacar partido de su anchura, permitiendo una mayor interacción entre los locales, y entre éstos y los peatones. No obstante, hay que considerar adecuadamente este parámetro para evitar una ocupación permanente del espacio público que suponga un conflicto con las 556 viviendas censadas en la calle. Por este motivo, podemos hacer una mirada interesada a las consecuencias que está causando en la ciudad la aplicación de otra normativa.

Desde la modificación de la llamada Ley Antitabaco, Ley 42/2010 de 30 de diciembre, en muchos establecimientos del ámbito de la hostelería es cada vez más habitual la reserva de un espacio de entrada cubierto pero al aire libre, que se ha obtenido desplazando el cierre del local o haciendo habitable el ancho del muro con la incorporación de mobiliario adaptado. Se trata de espacios donde la ley permite el consumo de tabaco y que no requieren permiso de ocupación de la vía pública, como sucede con las terrazas y los veladores, sometidos a tasas municipales. Esta combinación de factores es clave para su éxito. En el caso de Barcelona, donde el clima invernal es benigno, estos espacios umbral son ocupables prácticamente todo el año. Trascendiendo los factores que los han originado, se trata de ámbitos que han ampliado el contacto directo con el peatón, invitándolo a hacer uso; hasta el punto que otros locales, con independencia de la actividad que desarrollan, pueden tomar nota de este hecho.

La calle Sant Pere Mitjà puede beneficiarse de esta práctica, diluyendo la separación entre espacio público y privado de forma que se fomente la interacción entre los dos y aumente la superficie disponible para usos vinculados a la calle. Ampliada por la presencia de estos espacios umbral, la calle pasa a ser una unidad indisoluble con las plantas bajas en beneficio mutuo. Penetra sin dificultad en el ámbito privado borrando la distancia impuesta con las actividades de los locales y, a su vez, éstas pueden ganar presencia en el exterior, contagiando su vitalidad al espacio público.


Esquema de la calle Sant Pere Mitjà antes y después de la intervención

Podemos ver aquí una analogía con los puestos de un mercado abiertos a la calle o algunas tiendas de los bazares norteafricanos, a menudo conectadas a un taller, un almacén o la propia vivienda, en función de la especialidad. Operaciones de esta naturaleza se extienden con gran facilidad y suponen una ocupación temporal del espacio público que no sería contradictoria con las disposiciones normativas que excluyen las actividades permanentes en calles de anchura inferior a los 7 metros y, en cambio, pueden contribuir eficazmente a su transformación.

Conviene insistir en el papel estructurador que asume la calle cuando se la considera como galería. Además de propiciar un uso temporal más intenso y diverso, esta condición permite ampliar las posibilidades de los propios locales, considerándolos, en todo o en parte, como prolongación del espacio de uso público y al revés.

Esto permite integrar los espacios umbral generados en un mismo sistema y pensar en algunos locales como puestos abiertos, pero también prever alternativas a la conexión directa entre locales, que no impliquen la transformación de las edificaciones, como los establecimientos discontinuos; es decir, una misma actividad que ocupa varios locales, de forma que la calle actúa como nexo común de relación.

3. Potenciar la identidad de Sant Pere Mitjà

A partir de la actuación de revitalización que se propone, entendemos el conjunto de locales de Sant Pere Mitjà y sus travesías como una entidad única articulada entorno a la calle, de manera que ésta debe ser inidentificable y fácilmente distinguible en su contexto urbano. En parte, la especialización de los locales ya la hace identificable. A ello se suma el resultado de las transformaciones previstas en los umbrales de las plantas bajas que, observados de manera global, modifican el uso y el carácter del espacio urbano.

No obstante, la naturaleza de la propuesta para Sant Pere Mitjà y sus travesías reclama que la calle asuma ciertas transformaciones que incrementen la visibilidad de la nueva actividad y ayuden a entender la unidad del conjunto. Se podría pensar en intervenciones de naturaleza muy diversa, pero en este contexto la acción se concentra en dos medidas de gran repercusión y coste reducido: la iluminación artificial y las puertas del recinto.

Iluminación singular. No se trata de aumentar el nivel general de iluminación o su uniformidad
–que los propios locales ya modificarán– sino de destacar los cruces de la calle por ser enclaves visibles desde el perímetro exterior. Seis luminarias singulares son suficientes para suscitar este cambio, aunque se podrían valorar otras posibilidades más cercanas al terreno fértil de la instalación artística o la participación ciudadana.


Esquema del entorno de Sant Pere Mitjà como recinto

Puertas a la calle. Se ha insistido en la necesidad de entender Sant Pere Mitjà y sus travesías como elementos vertebradores de una galería o un mercado que integre los locales de las plantas bajas, si bien la presencia externa de este ámbito se reduce a las once ‘puertas’ que le dan acceso desde el perímetro. Se propone actuar también en la modificación de estas bocacalles, remarcando su condición de accesos a un recinto. Sería suficiente incorporar un elemento que sugiera un portal de entrada, anunciando su nombre y, sin mayor intervención, las dimensiones de las calles se alteran por asimilación a los pasajes de una galería comercial. La relación directa de las plantas bajas con el espacio exterior a través de los espacios umbral no hace más que confirmar la intuición de haber entrado en el bazar de Sant Pere Mitjà.

4. Modelo de gestión

Pensar en la calle –propiamente, el espacio público y las plantas bajas– como una entidad única permitiría abordar el problema de la desocupación de manera diferente a la suma de las iniciativas de cada finca aisladamente. La escala de la actuación afecta positivamente a los resultados, desde la normativa, las transformaciones físicas o la gestión.

Sant Pere Mitjà y sus travesías podrían ser entendidas como un establecimiento colectivo. Esto permitiría plantear una fórmula solvente de gestión conjunta capaz de tratar el problema en toda su complejidad. En este sentido, la iniciativa pública puede ser considerada, de forma que evalúe las actividades, ofrezca garantías a los propietarios y aliciente a los inquilinos. Además, también es posible explorar otras vías de acción en la gestión de locales a través de iniciativas de comercio responsable que ofrecen espacios compartidos de exposición, de venta de productos y de trabajo para los diseñadores y artesanos. Son modelos que tienen una presencia creciente en Barcelona, aunque a escala más reducida y que no requieren de la intervención directa de la administración.


Noticia aparecida en La Vanguardia, 17 de junio de 2013

Por otro lado, existen plataformas públicas y privadas, dedicadas a la reparación y reutilización de objetos, que organizan espacios físicos para talleres convencionales pero que, sobre todo, estimulan el aprendizaje y la cultura del aprovechamiento por parte del usuario, como el programa que desarrolla el Área Metropolitana de Barcelona.

Si sumamos a estos ejemplos otros campos de acción vinculados a modelos de gestión innovadores, es posible plantear fórmulas válidas para Sant Pere Mitjà que hagan viable su transformación dentro del margen de actuación que permiten las limitaciones del ámbito, por lo cual cabría desarrollar un estudio detallado de actividades a partir de las pautas propuestas, con el objetivo de establecer cuáles son las más adecuadas para incentivar la implantación.


Urban Commerce, Jornada 2013
ponencia de Pere Fuertes, “Disponible” : las plantas bajas desocupadas en la ciudad compacta. 

11 de juliol del 2015

architecture in reverse: agglomeration of empty shops

Agglomeration of Empty Shops” is a reuse project by Aristide Antonas, Elina Axioti, Katerina Koutsogianni, Katerina Grigoropoulou. A part of it was performed in the center of Athens by the Onassis Foundation for the needs of its Open Lab installation in January 2014. In the empty rooms of 19 abandoned shops of an Arcade were constructed free Internet spaces where visitors could rest or work; many discussions and meetings took place while in other rooms of the installation were exhibited technical drawings of proposed projects, undertaken in the center of Athens.


The on-going process of urban environment adapting its structures to the economic conditions of the past ten or fifteen years has resulted in an oversized infrastructure of empty spaces, that can be transformed into temporary citizen activity nodes, as we proposed a couple of years ago for the empty locals that are a consequence of bank merger processes. Now, this economic scenario has affected not only banking infrastructures, but traditional shops and neighbourhood local commerce. The conventional option would be to expect that these spaces will be absorbed by the real state market, through purchase or rent transactions; instead of that, we’re talking here about the notion of Urban Protocol coined by Aristide Antonas, which refers to a strategy concerning the condition of many European cities today, especially focused on the case of Athens. The Urban Protocols are meant to introduce legal temporary occupancies of the abandoned city center that will be accepted and controlled by a municipal authority; and its main purpose would be to establish cluster-like micro-legislative constructions with communal functions. The system of rules they represent could be transformed and re-established easily.


The dark reading room at empty shop #28

Is for this context that the project Agglomeration of Empty Shops was designed. Keller Easterling wrote about this issue on her text Subtraction for the Think Space cycle on Money:
“[e]very act of building is already an act of subtraction. Most buildings today are designed as repeatable spatial products with rapid cycles of obsolescence. Financial industries surround the seemingly static and durable building with a volatile balloon of inflating and deflating value, be it a small house, a massive sports stadium or a 4000-room casino. Populations migrate into and away from cities causing both rapid growth and rapid decline. Buildings subtract other building because they replace a previous structure but they can also, just by their often toxic presence, cause surrounding buildings and landscapes to tumble to the ground.”
As a response to these situation, we have the feeling that this project is putting architecture in reverse, paraphrasing Easterling.



What follows is Antonas description of the project:
“Nowadays Athens is full of empty, unused shops. The announced agglomeration would select some of them among a multitude of these different single-space urban cells that are juxtaposed in a row or with some disruptions and discontinuities since we cannot presuppose the possibility of a continuous series of them in such a fragmented ownership disorder and in such a condition as the one of today. The one empty shop does not necessarily follow the other: one may still be used and another is not given to us if the proprietor is not willing to offer it for the project. Nevertheless the agglomeration has to be recorded at first as a unified action.

We use a big, emblematic curtain to emphasise this unity of the change of scale when some between empty shops are not given to the agglomeration. 19 shops together not in a row had to be read as a unified experience. In the same time a certain theatricality was in stake. The curtain brought back the theatre tradition in the city together with a question: what does it hide? What the visitors that pass by can expect as the play script that would be performed behind the curtain? The agglomeration in the same time unifies the multitude of the empty shops but in the same time it keeps their fragmentary character through a different stratagem related to the necessarily multiple program of the ensemble. The same act of congregating and considering at once the empty shops altogether is also keeping their separation alive in another level.



Arcade Elevations.


The arcade during the night, collage from the phase of preparation.

The empty shops did not belong at a singular project in the past, but they were situated in a complex system of athenian arcades. The proprietors or their renters decided by themselves the nature of the business that was proposed to be placed at every spot. The agglomeration of the empty shops would programmatically include the [abandoned now] spaces into a single project. Even if the agglomeration does not offer a continuous experience, the project was undertaken with the ambition that the first impression of a random passage through the arcades would give the immediate impression of a single decision. The occupation of the empty shops would have to perform at a first level with a singular logic.


Indication of interior arcade promenade.

The abandonment of the small shops is due in a high degree to the impossibility of the traditional mediterranean micro-commerce to compete against the big international firms of nowadays. Our first task was then to transform the dispersed fragments of space that these small financial ruins were occupying to a different invisible scheme. Without demolishing not even a single wall, our challenge was to create a common ground for the empty shops. The idiosyncratic abstract unification of the distinct fragments was not proposed as a dramatic change in the everyday experience of the the precedent city order. The athenian urban syntactic was an element to be saved. The empty shops can be adapted to a new urban condition where the empty shops will still play the part of different type of cells. Their abstract unification under a single curatorial project and the reorganization of an alternative fragmented duration was the task of this agglomeration of empty shops.


Invasion of empty shops.


The long table in the arcade serves as a meeting point.

The decisive architectonic part of the project is immaterial. A curatorial strategy concerning the multi functionality of the agglomeration is to be decided with one major rule: not to give up the agglomeration to a single activity but to divide its new structure to a multitude of separate protocols. The balance that is to be operated is conceived as a calculation that takes into account the unifying rationale of the congregated spaces while the separation of the spaces is maintained. A passage to the larger scale is only decided with respect to the fragmentary character of the former small shops.


General view of the arcade


View of the agglomeration of empty shops while some of them function with different protocols.

After reading Antonas description of the project [recovering our own words at this moment], we understand that there are a set of important facts that make the project feasible, as the spontaneous appropriation of these empty spaces by the citizens. The scale of the network of the agglomeration of shops has been designed in order to adapt to the scarce urban tissue of the Athenian center. Scarcity is understood as an opportunity for new protocols that can host differently the stay or a distinct passage through these semi abandoned areas of Athens. As well as the idea of colonizing the spaces by an invasion of tables, stands and sitting surfaces, which are the most common furniture to propose alternative relationship between space and time.

Beyond the fascination [and commodification] of trends such as ‘tactical urbanism’ which are usually based on small and isolated interventions; perhaps it’s possible to think that a new model can emerge from working on a neighbourhood scale based on this kind of transition spaces, and understanding them as the necessary nodes to strength local economy networks, to give a response to the current economic situation. And that this new model can be a good catalyst to start provoking real structural changes aside the traditional capitalist system by generating resilient and relational connections between the citizens.”


Ad hoc reading room at empty shop #31

8 de juliol del 2015

un final per al taller PTEe


Aquesta ha estat la 12a i última edició del taller a l'escola d'arquitectura del Vallès. Els continguts, la ideologia i la metodologia que ha desenvolupat un equip humà de professors i estudiants deixen pas a altres propostes. Han estat 6 anys intensos amb un canvi de nom –i de pla d'estudis– inclòs: hem passat de ser el TAP D a ser el taller PTEe, però durant aquest període de temps, hem potenciat i millorat curs rere curs una forma d'acostar-se a l'arquitectura; un punt de vista concret sobre els objectius, abast i naturalesa de l'arquitectura.

Nosaltres hem après molt pel camí. Els professors que han format aquest equip han estat molts, i no ens agradaria deixar d'anomenar-ne cap. Per ordre alfabètic som Raimon Farré, Pere Fuertes, Carles Jaén, Andrés Martínez, Ignacio Martínez, Antoni Paricio, Josep Pratdesaba, Jaime Prous, Núria Sabaté, Ramon Sastre, Roger Sauquet, Víctor Seguí i Roger Tudó, així com els becaris Anna Assamà i Fran Dinarès. Només esperem que els aproximadament sis-cents estudiants que hi han passat hagin pogut aprendre amb les mateixes ganes.

L'ensenyament a les escoles d'arquitectura i, sobre tot, l'ensenyament en els tallers es pot definir com la interacció de diversos fronts paral·lels i de la mateixa importància: l'aprenentatge dels professors, l'auto-aprenentatge i l'aprenentatge dels altres estudiants que es troben resolent el mateix problema, amb velocitats, plantejaments i capacitats diverses. El taller ha tendit a potenciar tots tres fronts; en especial aquest aprenentatge dels altres i amb els altres que no sorgeix de manera espontània, fomentant la discussió a classe i la crítica constructiva en obert a l'escola i fora de l'escola, gràcies a la plataforma Basecamp. En aquest context, el blog condicions temporals ha volgut tenir un paper de construcció d'un imaginari crític de referents, problemes i processos que avancessin complementàriament al curs i com a alternativa viable a les publicacions tradicionals.

També els casos sobre els que hem treballat han sofert una evolució cap a una delimitació més àmplia del problema que cal resoldre. D'una banda, incidint en la programació i la gestió del temps com a eina bàsica que permet rehabitar les arquitectures existents. D'altra banda, identificant l'escala adequada de la proposta; la dimensió urbana que permet prendre les decisions adequades; que permet identificar i plantejar el problema i abordar les incerteses amb criteris de sinèrgia, eficàcia i economia d'escala.

Ens sembla que el projecte d'arquitectura d'avui –i la formació de l'arquitecte– no poden ignorar que, en pocs anys, hem passat de generar forma a generar processos. I el taller ha apostat decididament per aquesta via, amb les limitacions i esculls imprevistos que hem anat salvant pel camí. Esperem que algú agafi el testimoni i millori una fórmula que continua sent vigent.

Moltes gràcies a tothom que hi ha contribuït!
L'equip del taller


guía para montar un ‘food truck’

¿Hay alternativas a los bares de menú? ¿En qué lugares tendrían sentido? ¿Para qué tipo de oferta gastronómica? Esto es lo que pretende responder este artículo de la sección de economía de El País a través de las posibilidades de los food-trucks, un modelo importado con escasa implantación, entre otras cosas, por la normativa que le impide competir en igualdad de condiciones.


“La moda de las furgonetas de venta de comida en la calle se instala en España. Estudiar la normativa municipal es clave”
Ana Torres Menárguez. El País, Madrid, 7 jul 2015

El Kiosko, uno de los 'food-truck' pioneros en España. / Street Food Madrid. / ATLAS

Se puede ser un apasionado de la cocina, tener buena disposición para ello y unas ganas irrefrenables de vivir de los fogones. Montar un restaurante sería el siguiente paso, pero hacer frente a los gastos no siempre es posible. La versión food truck -nombre en inglés de las furgonetas de venta de comida en la calle- es más asequible. Desde 15.000 euros se puede conseguir una caravana de los años setenta lista para cocinar en su interior y servir platos calientes en diferentes puntos del mapa. El problema es que no existe una normativa nacional para este tipo de negocios y el propietario debe empaparse de todas las normativas municipales para conocer qué licencias necesita antes de planificar su ruta.

“Aquí las modas siempre llegan tarde y mal. Aún nos queda mucho para poder aparcar y vender en cualquier calle como pasa en Nueva York”, opina Roberto de la Cuerda, uno de los pioneros del movimiento food truck en España. Su camioneta, una Citroën HY de estética vintage bautizada como El Kiosko, se instaló por primera vez en un bulevar del madrileño municipio de Las Rozas hace dos años. A los dos meses le empezaron a llamar para mercados gastronómicos y todo tipo de eventos. Desde entonces no ha parado y entre sus logros está el patrocinio de Mahou. Su producto estrella son las hamburguesas de carne de buey con pan de cerveza y semilla de amapola y los perritos calientes con pedigree. El menú sale por unos 8 euros.


La furgoneta Citroën HY es una de los más demandadas. / STREET FOOD MADRID

Antes de lanzarse a la aventura de los food truck es imprescindible una mínima experiencia en hostelería,asesoramiento de expertos sobre licencias y los permisos legales necesarios y sobre todo, señala De la Cuerda, ser consciente de que no basta con el furgón; hay que disponer de un local que sirva como centro de logística del negocio. “En algunos eventos hemos vendido mil hamburguesas en un fin de semana. Los que piensen que esto funciona usando la nevera de casa y el coche propio para transportar la mercancía están muy equivocados”, cuenta este madrileño de 42 años, que es propietario de dos restaurantes. De hecho, para la próxima edición de Madreat, el mayor evento de food trucks de España que se celebra cada tercer fin de semana de mes junto a la Torre Picasso, la Consejería de Sanidad madrileña exige que todos los participantes tengan un centro de producción en Madrid.

Para ayudar a los emprendedores a dar los primeros pasos, el cocinero vasco Aitor Apraiz ha lanzado la plataforma online Food Truck Ya, en la que se puede contactar con proveedores de vehículos, de materiales de cocina o con organizadores de eventos de diferentes regiones. Su intención es servir de ventanilla única y para ello disponen de una pestaña con consejos para principiantes. La fusión de sus recomendaciones con las de otros expertos ha dado como resultado esta guía:

1-Decidir qué se quiere cocinar. ¿Croquetas fluidas? Suena bien, pero igual no controla esa técnica. Es importante definir la oferta gastronómica que se quiere servir, aquella con la que se sienta cómodo. "Hay tantos tipos de food trucks como personalidades culinarias. Solo hay que encontrar un registro", asegura Aitor Apraiz. En función de los productos que se sirvan, se escogerá un tipo de vehículo. “Un modelo clásico de los años 70 puede requerir una grúa para su traslado, ya que la maquinaria no es tan potente como para soportar muchos kilómetros. Ese detalle hay que tenerlo en cuenta. El vehículo debe estar homologado y todas las modificaciones que se le realicen deberán quedar registradas en su ficha técnica”, apunta José Miguel García, presidente de la asociación Street Food Madrid.

2-Estudiar el mercado y comprobar que la idea puede triunfar. Si la idea es vender productos sin gluten, hay que asegurarse de que existe demanda. Para ello hay que hacer un estudio de mercado y no basarse únicamente en lo que otros han hecho. Una buena fórmula es alquilar un food truck un fin de semana y participar en algún mercado o evento gastronómico. La empresa Retrotrucks alquila modelos de las décadas de los 50 y los 70 desde 500 euros al día y 850 el fin de semana completo. Para ello es necesario disponer del carnet de manipulador de alimentos y del permiso municipal pertinente para poder vender en algún recinto. “Las maneras de rentabilizar el vehículo y la marca son infinitas. Los eventos son solo una parte del negocio, están las bodas, los festivales de música, los locales privados y hasta las islas desiertas. Hay que ser creativo”, apunta José Miguel García.


Un 'food-truck' de venta de vinos. /STREET FOOD MADRID

3- Calcular la inversión, los costes y los posibles ingresos. Hay tres tipos de vehículos: las caravanas (el modelo más económico), las camionetas vintagede los 50 y los 70 y las furgonetas más modernas. “La Citroën HY es la más vendida. Se puede encontrar con un largo de 2, 4 metros hasta 3,2 desde 30.000 euros”, cuenta Fátima Humanes, propietaria de Mundo Tracción, empresa de restauración y personalización de este tipo de vehículos. Contactar con un propietario de un food truck y preguntarle sobre los costes e ingresos sería lo idóneo. Si no se consigue, Aitor Apraiz aconseja acudir a algún evento, observar durante todo un día la actividad de uno de los puestos y hacer un cálculo aproximado de cuántas unidades se han vendido.

4-Diseñar una marca, una web y un perfil en redes sociales. Esta es una de las principales diferencias con los tradicionales puestos ambulantes. Hay que crear una marca con un logotipo. “Ahora está muy de moda ser foody (amante de la gastronomía) y a la gente le encanta subir a las redes fotos de platos deliciosos y compartirlas. Hay que saber aprovechar ese tirón”, asegura Aitor Apraiz. “Este sector se basa en la innovación y muchas veces entra por los ojos. Hay que trabajar muy bien la web y conseguir que crezca el número de seguidores en la redes y que siempre sepan dónde vas a estar”, detalla José Miguel García.

5- Informarse de la normativa municipal y alimentaria. “Hay municipios donde la actividad va a estar muy limitada a los eventos o ferias, pero hay otros (cada vez más) donde hay muchas más posibilidades”, cuenta José Miguel García, que además de presidente de la asociación Street Food Madrid es abogado especializado en temas alimentarios en el despacho Montesinos Viejo. En cuanto a la normativa alimentaria, hay cuatro aspectos importantes. Si se comercializan productos preelaborados, se necesitará un establecimiento autorizado. Además, es esencial tener un sistema de identificación de lotes y de proveedores. La estructura de trabajo y los procesos de elaboración y venta deben cumplir con la normativa higiénico sanitaria. Por último, “conocer el producto y poder informar al consumidor sobre alérgenos o procesos de elaboración en los que pueda existir contaminación cruzada es absolutamente esencial”, destaca.

Entre los requisitos legales, el propietario del food truck debe tener el carnet de manipulador de alimentos, estar dado de alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), y estar al corriente de pago en la Seguridad Social, en las tasas municipales y en el seguro de responsabilidad civil.

(Ana Torres Menárguez. El País, Madrid, 7 jul 2015)
(gràcies Joan R)

6 de juliol del 2015

Puck cinema, proyectando dentro de la roulotte

vía Habitar | grupo de investigación


Toni Tomàs y Carles Porta, diseñadores gráficos, ilustradores, artistas en general, decidieron un día reciclar una caravana y convertirla en cine infantil. La compañía, puck cinema, se pasea por los pueblos y festivales proyectando sus películas de dibujos animados en el interior de una pequeña roulotte. Cuando se instala la expectación es máxima: montan sus taburetes, paneles informativos y otros cachivaches alrededor de la caravana que deviene un nuevo artefacto en la plaza del pueblo, un icono lleno de color que atrae a cualquier paseante. Los niños, curiosos, rodean el vehículo y una vez conocido el contenido de la próxima proyección, hacen cola con sus padres para ver conjuntamente la película introduciéndose en la cápsula. Con ello los autores promueven la experiencia del cine de intimidad: sólo 8 personas, sólo 10 minutos de proyección, la pantalla a menos de dos metros, el techo a pocos centímetros… una experiencia cinematográfica pensada para los más pequeños.



Más allá del contenido de las películas, el experimento de puck cinema nos permite reflexionar sobre el término escala –cómo la instalación de un cinema, que ha ocupado de forma clásica grandes edificios en la ciudad, puede reubicarse en el mínimo espacio de la caravana– y mezclarlo con el hecho, más común, de lo que supone una proyección al aire libre. El cine a descubierto siempre es un evento que revoluciona un pueblo, un barrio. De pronto una colectividad se centra en un punto, entra en otra dimensión situada fuera del lugar, y por otro lado, el espacio público, a oscuras, se ilumina al ritmo de la película y al ritmo del ruido de la película. En la experiencia de puck cinema, sin embargo, lo que activa el espacio público no es la proyección (que más bien busca para el espectador el efecto contrario al del cine al aire libre), sino el evento en sí: la expectación, los niños ilusionados, la cola delante la pequeña puerta de la caravana se suma a la introducción en este espacio de un artefacto estrafalario por su color, diseño, forma y, sobretodo, por su uso erróneo: una caravana debe estar en un camping, no protagonizando una plaza, una calle.



La ubicación de un artefacto inesperado en un espacio concreto es algo que siempre nos sorprende. Precisamente por sorprendente, es un recurso propio de las exposiciones y ferias… A la vez es un fenómeno que explica nuestra curiosidad al observar algunos edificios reutilizados –las imágenes de la Seu Vella de Lleida ocupada por los militares– , o con utilidades de emergencia –un pabellón ocupado por los afectados de una catástrofe natural… También, por su vistosidad, el puck cinema provoca algo que se acerca al sun inside de la Tate Modern de Londres, una sorpresa por desubicación. Es como cuando, en distintas protestas, se introduce una vaca en los despachos del departamento de agricultura, o, cogiendo un ejemplo de más culto, se celebra una comida benéfica en el interior de una iglesia. En el caso de puck cinema, además, la sorpresa por desubicación se busca mediante recursos comunes de los campings: la roulottenunca va sola, despliega a su alrededor todo el atrezo vacacional que funde el espacio circundante con lo que ocurre en el interior del artefacto.



La caravana, además, es un hábitat pluriempleado: hoy son comunes loseatstreets, ferias donde confluyen roulottes tuneadas como cocinas que se desplazan y convierten el espacio urbano en la reproducción en planta baja de un casco viejo, a lo Donostia, con sus bares y su gente bebiendo y comiendo en la calle. La caravana tiene una alta capacidad para generar espacios urbanos efímeros. Este hecho ya sorprendió a los Archigram y tantos otros teóricos de lasintant cities, pero sigue sorprendiéndonos cuando pernoctamos a un camping, acudimos a una feria, o observamos un campamento gitano apareciendo y desapareciendo de un descampado. Con puck cinema añadimos a la caravana y al despliegue que conlleva capacidad de atracción y el fenómeno de la mini-monumentalidad… atributos múltiples que poco podrían imaginar aquellos que promovieron este experimento tan simple como es ponerle dos ruedas a una casa.