cafeteria llibreria Babelia
Villaroel 27, Barcelona
A partir d'un nombre creixent d'exemples com aquest, podem fer una mirada interessada a les conseqüències que està produint a Barcelona i altres municipis l'aplicació de l'anomenada Llei Antitabac.
Des de la modificació d'aquesta llei, de desembre de 2010 (1), en molts establiments de l'àmbit de l'hostaleria és cada vegada més habitual la reserva d'un espai d'entrada cobert però a l'aire lliure, que s'ha obtingut endarrerint el tancament del local o fent habitable el gruix del mur amb la incorporació de mobiliari adaptat. Es tracta d'espais on la llei permet el consum de tabac i que no requereixen permís d'ocupació de la via pública, com succeeix amb les terrasses i els vetlladors, sotmesos a taxes municipals. Aquesta combinació de factors és clau per al seu èxit. En el cas de Barcelona, on el clima hivernal és benigne, aquests espais llindar són ocupables pràcticament tot l'any.
Una actuació tan
simple com el desplaçament del tancament de vidre del local o la seva
transformació té la capacitat de generar un espai arrecerat que fomenta
l'expansió de l'espai públic i la permeabilitat de les plantes baixes. Al marge
dels factors que els han originat –i que probablement ja han transcendit– es
tracta d'espais que han ampliat el contacte directe amb el vianant, fins al
punt que altres locals en poden prendre exemple.
Carrers amb amplades reduïdes podrien beneficiar-se globalment d'aquesta pràctica, diluint la delimitació estricta entre espai públic i privat de manera que es fomenti la interacció entre tots dos i augmenti la superfície disponible per a activitats vinculades al carrer. El carrer, ampliat per la presència d'aquests espais llindar, esdevé una unitat indissoluble amb les plantes baixes en benefici mutu. El carrer penetra sense dificultat en l'àmbit privat –fins i tot ho pot fer el paviment–, esborrant la distància imposada amb les activitats dels locals i, al seu torn, aquestes poden guanyar presència a l'exterior, encomanant la seva vitalitat a l'espai públic; un increment de la ‘porositat’ entre ambdós àmbits, tal i com la defineix Walter Benjamin a propòsit de Nàpols (2).
En aquesta transformació, resulten de gran importància els paraments laterals de cada portal. Per l'escorç des del qual s'observen, aquests elements poden tenir un impacte major que els aparadors convencionals, oberts frontalment. El més mínim relleu cap al carrer en garanteix una bona visibilitat i convida a fer ús de l'espai llindar que s'ha generat. Recorden les petites botigues de porteria que tradicionalment han ocupat aquest àmbit reduït i que, per la seva configuració, es veuen obligades en molts casos a obrir-se lateralment cap a l'interior. Un expositor de productes o una pissarra i la presència de cadires o tamborets podrien constituir tot el material necessari per a produir el canvi.
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(1). Llei 42/2010, de 30 de desembre, per la qual es modifica la Llei 28/2005, de 26 de desembre, de mesures sanitàries enfront del tabaquisme i reguladora de la venda, el subministrament, el consum i la publicitat dels productes del tabac.
(2). Walter Benjamin, Asja Lacis. "Naples" (1924), a Reflections. Essays, Aphorisms, Autobiographical Writings. New York: Schocken Books, 1986.
A partir de un número creciente de ejemplos como el de la imagen, podemos hacer una mirada interesada a las consecuencias que está produciendo en Barcelona y otros municipios la aplicación de la llamada Ley Antitabaco.
Desde la modificación de esta ley, de diciembre de 2010 (1), en muchos establecimientos del ámbito de la hostelería es cada vez más habitual la reserva de un espacio de entrada cubierto pero al aire libre, que se ha obtenido retrasando el cierre del local o haciendo habitable el grueso del muro con la incorporación de mobiliario adaptado. Se trata de espacios donde la ley permite el consumo de tabaco y que no requieren permiso de ocupación de la vía pública, como sucede con las terrazas y los veladores, sometidos a tasas municipales. Esta combinación de factores es clave para su éxito. En el caso de Barcelona, donde el clima invernal es benigno, estos espacios umbral son ocupables prácticamente todo el año.
Una actuación tan simple como el desplazamiento del cierre de cristal del local o su transformación tiene la capacidad de generar un espacio protegido que fomenta la expansión del espacio público y la permeabilidad de las plantas bajas. Al margen de los factores que los han originado –y que probablemente ya han trascendido– se trata de espacios que han ampliado el contacto directo con el peatón, hasta el punto que otros locales pueden tomar ejemplo.
Calles de anchura reducida podrían beneficiarse globalmente de esta práctica, diluyendo la delimitación estricta entre espacio público y privado de forma que se fomente la interacción entre los dos y aumente la superficie disponible para actividades vinculadas a la calle. La calle, ampliada por la presencia de estos espacios umbral, deviene una unidad indisoluble con las plantas bajas en beneficio mutuo. La calle penetra sin dificultad en el ámbito privado –incluso lo puede hacer el pavimento–, borrando la distancia impuesta con las actividades de los locales y, a su vez, éstas pueden ganar presencia al exterior, contagiando su vitalidad al espacio público; un incremento de la ‘porosidad’ entre ambos ámbitos, tal como la define Walter Benjamin a propósito de Nápoles (2).
En esta transformación, resultan de gran importancia los paramentos laterales de cada portal. Por el escorzo desde el cual se observan, estos elementos pueden tener un impacto mayor que los escaparates convencionales, abiertos frontalmente. El más mínimo relieve hacia la calle garantiza una buena visibilidad e invita a hacer uso del espacio umbral que se ha generado. Recuerdan las pequeñas tiendas de portería que tradicionalmente han ocupado este ámbito reducido y que, por su configuración, se ven obligadas en muchos casos a abrirse lateralmente hacia el interior. Un expositor de productos o una pizarra y la presencia de sillas o taburetes podrían constituir todo el material necesario para producir el cambio.
Desde la modificación de esta ley, de diciembre de 2010 (1), en muchos establecimientos del ámbito de la hostelería es cada vez más habitual la reserva de un espacio de entrada cubierto pero al aire libre, que se ha obtenido retrasando el cierre del local o haciendo habitable el grueso del muro con la incorporación de mobiliario adaptado. Se trata de espacios donde la ley permite el consumo de tabaco y que no requieren permiso de ocupación de la vía pública, como sucede con las terrazas y los veladores, sometidos a tasas municipales. Esta combinación de factores es clave para su éxito. En el caso de Barcelona, donde el clima invernal es benigno, estos espacios umbral son ocupables prácticamente todo el año.
Una actuación tan simple como el desplazamiento del cierre de cristal del local o su transformación tiene la capacidad de generar un espacio protegido que fomenta la expansión del espacio público y la permeabilidad de las plantas bajas. Al margen de los factores que los han originado –y que probablemente ya han trascendido– se trata de espacios que han ampliado el contacto directo con el peatón, hasta el punto que otros locales pueden tomar ejemplo.
Calles de anchura reducida podrían beneficiarse globalmente de esta práctica, diluyendo la delimitación estricta entre espacio público y privado de forma que se fomente la interacción entre los dos y aumente la superficie disponible para actividades vinculadas a la calle. La calle, ampliada por la presencia de estos espacios umbral, deviene una unidad indisoluble con las plantas bajas en beneficio mutuo. La calle penetra sin dificultad en el ámbito privado –incluso lo puede hacer el pavimento–, borrando la distancia impuesta con las actividades de los locales y, a su vez, éstas pueden ganar presencia al exterior, contagiando su vitalidad al espacio público; un incremento de la ‘porosidad’ entre ambos ámbitos, tal como la define Walter Benjamin a propósito de Nápoles (2).
En esta transformación, resultan de gran importancia los paramentos laterales de cada portal. Por el escorzo desde el cual se observan, estos elementos pueden tener un impacto mayor que los escaparates convencionales, abiertos frontalmente. El más mínimo relieve hacia la calle garantiza una buena visibilidad e invita a hacer uso del espacio umbral que se ha generado. Recuerdan las pequeñas tiendas de portería que tradicionalmente han ocupado este ámbito reducido y que, por su configuración, se ven obligadas en muchos casos a abrirse lateralmente hacia el interior. Un expositor de productos o una pizarra y la presencia de sillas o taburetes podrían constituir todo el material necesario para producir el cambio.
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(1). Ley 42/2010, de 30 de diciembre, por la cual se modifica la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco. (2). Walter Benjamin, Asja Lacis. "Naples" (1924), a Reflections. Essays, Aphorisms, Autobiographical Writings. New York: Schocken Books, 1986.
2
un aparador com a mobiliari urbà?
Barcelona, 10 d'octubre 2013. Una botiga d'objectes de regal (Be Free) al carrer Astúries 39 de Gràcia ha modificat el seu aparador com a banc per als vianants. No és un local de l'àmbit de la restauració i, en canvi, ha vist els avantatges de retirar el tancament de façana i subministrar el mobiliari urbà que no té el carrer. Una mostra de l'oportunitat que representen aquests espais per a interactuar amb el carrer. Gràcies a la Maria Camprodon per la informació. Tal com diu ella, "quan hi passes per davant no pots evitar entrar en diàleg amb aquest aparador".
(font: google street view)
Está muy bien el artículo, Pere. Muchas gracias. La verdad es que hace unos días que venía observando esta situación en diferentes locales de la ciudad, que está muy bien sintetizada en este texto.
ResponEliminaUn saludo
gracias. los efectos de la normativa sobre nuestra vida cotidiana son, a veces, inesperados. creo que es el caso de esta ley. no se si alguien pudo prever que transformaria los locales de esta manera y de modo tan generalizado, pero ahora que conocemos los resultados, me parece que son un buen material para incitar otro punto de vista sobre los locales y su relación con la calle, más allá de bares y restaurantes.
ResponEliminaun saludo.
dues aportacions posteriors: la Maria Camprodon, que ha fet arribar un aparador del carrer Astúries que actua com a banc per als vianants, i un article de Xavier Monteys al 'Quadern' de El País 2 d'octubre, que compara aquests espais llindar amb les terrasses i vetlladors instal·lats a les voreres.
ResponEliminagràcies a tots dos.
dos aportaciones posteriores: Maria Camprodon, que ha enviado un escaparate en la calle Astúries que actúa como banco para peatones, y un artículo de Xavier Monteys para el 'Quadern' de El País 2 de octubre, que compara estos espacios umbral con las terrazas y veladores instalados en las aceras.
gracias a ambos.
http://condicionstemporals.blogspot.com/2013/10/voreres-al-quadern-de-el-pais.html