La Vanguardia, 21 julio 2013
Una casa abandonada con el edificio de General Motros de fondo en Detroit. Jeff Kowalsky - EFE
Detroit. (EFE / Julio César Rivas).- En Detroit, una ciudad en bancarrota económica, política y social, las esperanzas de recuperación están en manos de organizaciones comunitarias con proyectos como los de agricultura urbana, que proporcionan alimentos y trabajo a sus habitantes.
Las estadísticas de Detroit ofrecen una clara visión del estado de la ciudad estadounidense. Según el Censo de 2012, la población de la ciudad es 701.475 personas, 1,1 millones menos que en 1950. Un 10,6 % de la población es blanca. El 82,7 % son afroamericanos y el 6,8 % hispanos. Los ingresos 'per cápita' en la ciudad son 15.261 dólares, 10.000 dólares menos que en el resto del estado de Michigan. El porcentaje de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza: el 36,2 %, más del doble que en Michigan.
Las estadísticas de Detroit ofrecen una clara visión del estado de la ciudad estadounidense. Según el Censo de 2012, la población de la ciudad es 701.475 personas, 1,1 millones menos que en 1950. Un 10,6 % de la población es blanca. El 82,7 % son afroamericanos y el 6,8 % hispanos. Los ingresos 'per cápita' en la ciudad son 15.261 dólares, 10.000 dólares menos que en el resto del estado de Michigan. El porcentaje de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza: el 36,2 %, más del doble que en Michigan.
Pero quizás más que las estadísticas, una anécdota que refleja la descomposición que vive desde hace años Detroit lo proporciona Rebbeca Salminen Witt, presidenta de la organización The Greening of Detroit. Según dijo Salminen Witt a Efe, en muchos vecindarios de Detroit, el lugar donde las familias realizan la compra de alimentos es la tienda de la gasolinera de la esquina. "Esa es la triste realidad", señala Salminen Witt. Su organización tiene el objetivo de transformar Detroit en una urbe más sana, segura y verde a través de proyectos de agricultura urbana y recuperación de espacios industriales.
La ciudad padece graves problemas económicos, políticos, medioambientales, sanitarios y sociales. Prácticamente abandonada a su suerte en las tres últimas décadas, son organizaciones como The Greening of Detroit las que intentan salvar la ciudad literalmente, hogar por hogar.
Recorrer algunos de los vecindarios de Detroit es una experiencia similar a visitar la ciudad de Nueva Orleans tras el paso del huracán "Katrina". Casa tras casa está abandonada, sus ventanas cubiertas con maderas, algunas calcinadas por fuegos, otras con los tejados derrumbados, pintadas cubriendo muchas de sus paredes. Y de vez en cuando, en medio de la destrucción, un hogar habitado por alguna familia que resiste en medio de la nada. En ocasiones, las viviendas y factorías han sido demolidas y han dejado enormes espacios vacíos de tierra que salpican toda la ciudad. Es lo que algunos llaman "praderas urbanas".
La ciudad padece graves problemas económicos, políticos, medioambientales, sanitarios y sociales. Prácticamente abandonada a su suerte en las tres últimas décadas, son organizaciones como The Greening of Detroit las que intentan salvar la ciudad literalmente, hogar por hogar.
Recorrer algunos de los vecindarios de Detroit es una experiencia similar a visitar la ciudad de Nueva Orleans tras el paso del huracán "Katrina". Casa tras casa está abandonada, sus ventanas cubiertas con maderas, algunas calcinadas por fuegos, otras con los tejados derrumbados, pintadas cubriendo muchas de sus paredes. Y de vez en cuando, en medio de la destrucción, un hogar habitado por alguna familia que resiste en medio de la nada. En ocasiones, las viviendas y factorías han sido demolidas y han dejado enormes espacios vacíos de tierra que salpican toda la ciudad. Es lo que algunos llaman "praderas urbanas".
El parque Romanowski, situado en Southwest Detroit, una de las zonas industriales más castigadas de la ciudad, empezó de esa forma, como un espacio vacío de 29 hectáreas. Su suerte parecía decidida cuando a principios de año el ayuntamiento de Detroit, desesperado por ahorrar dinero, decidió cerrar el parque Romanowski junto con otros 49 parques de la ciudad. The Greening of Detroit, con la ayuda de voluntarios y las donaciones de algunas de las principales empresas que todavía operan en la ciudad, intervino para evitar que el parque se convirtiese de nuevo en una pradera urbana.
"Hoy en día tenemos una granja funcionando aquí, un huerto con 120 árboles que producen seis diferentes variedades de frutas, cinco campos de fútbol, pistas de baloncesto y tenis, columpios y proyectos de demostración de plantado de árboles", dice Salminen Witt. Los beneficios que el proyecto proporciona a la comunidad de Southwest Detroit son económicos, laborales y nutricionales.
"Proyectos como este elevan el valor de los hogares que están cerca del parque. Los proyectos de jardinería permiten añadir valor a la mesa. Si eres capaz de cultivar comida no tienes que pagar tanto dinero en el mercado por verduras de mala calidad", explica Salminen Witt. En todo Detroit, los proyectos de agricultura urbana puestos en marcha por The Greening of Detroit y otras organizaciones similares producen 200 toneladas de alimentos al año.
"La otra forma en que tiene un beneficio económico directo es que empleamos a gente para que trabaje en este parque. Nos ayudan a mantener los jardines, el huerto y a cortar la hierba. Todos ellos aprenden oficios que tienen mucha demanda así que los ayudamos a que puedan ser empleados de nuevo", continúa.
La recuperación de espacios con proyectos de agricultura urbana o reforestación también tiene unas consecuencias positivas para la salud de las comunidades. "En este área hay un gran tráfico de camiones, mucha industria pesada y paso de trenes. Las tasas de asma en esta comunidad son astronómicos. Hemos concentrado nuestros esfuerzos de reforestación aquí para reducir los niveles de asma al mejorar la calidad del aire de forma regular", dice la presidenta de The Greening of Detroit.
"Durante años hemos plantado miles de árboles aquí". "Con el replantado de árboles también recuperamos suelos contaminados, lo que nos permite ahorrar fondos municipales que quizás pueden ser utilizados más directamente para ayudar a la comunidad" termina
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(La Vanguardia, 21 julio 2013)
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