Albert Domènech, La Vanguardia, 22/10/2010
Ante el afán constante de fabricar o comprar nuevas objetos siempre existe la posibilidad de reparar los existentes. Y esta es una tendencia que en los últimos años ha experimentado un aumento notable entre la ciudadanía. La crisis económica es uno de los principales impulsores de la cultura del repairing, basada en la necesidad de alargar al máximo la vida de los objetos y a la vez apostar por criterios medioambientales basados en la reducción de residuos orgánicos. Según apunta la Agencia de Residuos de Catalunya, cada ciudadano genera 500 kilogramos de residuos al año, una cifra que la entidad cataloga como “insostenible” y que considera fruto “de la cultura del consumismo que ha barrido a la cultura del aprovechamiento”.
Reparado mejor que nuevo
En la línea de acabar con esta tendencia Barcelona impulsa el proyecto y programa ‘Reparado Mejor que Nuevo’, que enseña y ayuda a los usuarios a arreglar sus propios objetos. En esta iniciativa financiada por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y la Agencia de Residuos de Catalunya, trabajan especialistas de diferentes ámbitos como son la electricidad, la reparación de bicicletas, costura, equipos informáticos, restauración de muebles y bricolaje. Angel Molina es uno de los técnicos que trabaja en la tienda física que el proyecto tiene en la calle Floridablanca de Barcelona. Molina está ayudando a un cliente a reparar una lámpara que tenía estropeada. “Lo importante es que lo hagan ellos mismos y aprendan a utilizar las herramientas que nosotros ponemos a su disposición. Nosotros les asesoramos y les ayudamos, pero el trabajo tiene que ser suyo”, argumenta el técnico.
Ante el afán constante de fabricar o comprar nuevas objetos siempre existe la posibilidad de reparar los existentes. Y esta es una tendencia que en los últimos años ha experimentado un aumento notable entre la ciudadanía. La crisis económica es uno de los principales impulsores de la cultura del repairing, basada en la necesidad de alargar al máximo la vida de los objetos y a la vez apostar por criterios medioambientales basados en la reducción de residuos orgánicos. Según apunta la Agencia de Residuos de Catalunya, cada ciudadano genera 500 kilogramos de residuos al año, una cifra que la entidad cataloga como “insostenible” y que considera fruto “de la cultura del consumismo que ha barrido a la cultura del aprovechamiento”.
Reparado mejor que nuevo
En la línea de acabar con esta tendencia Barcelona impulsa el proyecto y programa ‘Reparado Mejor que Nuevo’, que enseña y ayuda a los usuarios a arreglar sus propios objetos. En esta iniciativa financiada por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y la Agencia de Residuos de Catalunya, trabajan especialistas de diferentes ámbitos como son la electricidad, la reparación de bicicletas, costura, equipos informáticos, restauración de muebles y bricolaje. Angel Molina es uno de los técnicos que trabaja en la tienda física que el proyecto tiene en la calle Floridablanca de Barcelona. Molina está ayudando a un cliente a reparar una lámpara que tenía estropeada. “Lo importante es que lo hagan ellos mismos y aprendan a utilizar las herramientas que nosotros ponemos a su disposición. Nosotros les asesoramos y les ayudamos, pero el trabajo tiene que ser suyo”, argumenta el técnico.
La reparación es gratis a no ser que se tenga que utilizar alguna pieza extra, que si que debe abonar el cliente. Según el Jefe de servicios de la Sección de Prevención de Residuos del AMB, Albert Torras, el éxito del proyecto está en un 73%, “y lo que no podemos reparar es básicamente porque se necesita de piezas muy concretas que ya no están a nuestra disposición”, asegura. Torras advierte que “muchas veces la gente trae cosas que sólo necesitan mantenimiento, que ni siquiera están averiadas, por lo que también nos vemos obligados a dar a los clientes algunos consejos sobre cómo puede alargar la vida de muchos de los objetos que nos traen”, aclara.
Más allá de la tienda física, el proyecto cuenta con un blog donde hay información sobre cursos y talleres gratuitos que también se imparten a través del proyecto, además de informar sobre establecimientos especializados en productos de segunda mano de calidad, así como fechas en las que se celebran ferias de intercambio.
Talleres de reparación
La cultura del repairing hace años que se aplica en otras ciudades europeas, como Ámsterdam, de dónde el proyecto privado Platform21=Repairing, un colectivo holandés que propone diferentes actividades sobre procedimientos y prácticas de reparación que hasta no hace poco estaban totalmente integradas en la vida cotidiana. Son actividades que se basan en el concepto del reparado como fuerza creativa, cultural y económica. Los jóvenes creen que “esta fuerza es capaz de re-diseñar, convertir los objetos en únicos y además tener la opción de personalizarse totalmente”, asegura Jan Vormann, uno de los miembros de la plataforma. Sus ideas están fundamentadas en un manifiesto integrado por once puntos, El Repair Manifiesto, que tiene como lema “Deja de reciclar, empieza a reparar”.
Los integrantes de Platform 21 visitaron hace unos días la ciudad de Barcelona para presentar en el Disseny Hub Barcelona (DHUB) algunos de sus talleres más rompedores. Entre los más originales, destaca el Vormann, un taller de reparación de paredes con piezas de lego. El artista ha descubierto que las piezas se enganchan y se adaptan perfectamente a los huecos de las paredes, y en los últimos meses ha ido ofreciendo diferentes demostraciones por ciudades de todo el mundo.
Reparar más allá de la crisis
Uno de los puntos del manifiesto de la plataforma deja claro que el concepto del repairing va más allá de la crisis económica y debe realizarse también en tiempos de bonaza económica. Este es un argumento que también comparten desde el Área Metropolitana de Barcelona en su proyecto ‘Reparado Mejor que nuevo’. Según sus responsables “si algo bueno ha traído la crisis es una mayor conciencia de la necesidad de reciclar auque es bueno porque no todos los que vienen lo hacen para ahorrar, sino porque no quieren tirar algo que tiene un valor sentimental o porque son conscientes de que el planeta no puede soportar el volumen de residuos actual”, matiza Albert Torras.
De hecho, para el mismo Torras, “una sociedad en el que las cosas solo tienen un uso es una sociedad que tenderá a desaparecer, es mucho mejor alargar la vida de nuestros productos, a comprar de nuevos”. Una idea que sea por necesidad o por conciencia, está cuajando con fuerza en la sociedad actual.
(via La Vanguardia)
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