18 d’octubre del 2016

cómo aprovechar los espacios urbanos sin uso

Regenerar el patrimonio de las ciudades es una herramienta para el crecimiento económico y social


Almogàvers Business Factory, en el distrito 22@ de Barcelona. De simple nave industrial a sugerente vivero de empresas.

Hemos visto como un antiguo matadero se ha convertido en uno de los ejes de la cultura urbana madrileña o como viejos andenes de una estación de tren decimonónica sirven de escenario para un mercado de moda pop up. 

Esta tendencia entra dentro de lo que se denomina ‘autosuficiencia conectada’.


“El principio fundamental para la adaptación de lo existente y para los nuevos desarrollos es que cada unidad urbana y territorial solo demande a la red aquello que no es capaz de resolver por si misma”
, indica el economista Juan Requejo Liberal en el escrito Territorio y energía: “La autosuficiencia conectada”.

Terminado el festín urbanístico que instaba a derrochar cada vez que una nueva demanda social surgía, mantener el patrimonio de la ciudad y volver a darle un uso es una práctica cada vez más frecuente.

Se trata de un proceso que: “Pretende contestar el principio de la superabundancia, ycontraponerse a la noción de libertad que se vincula al derecho abusar de los recursos naturales”, comentaban en la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global de Fuhem, Fundación independiente sin ánimo de lucro que promueve la justicia social, la profundización de la democracia y la sostenibilidad ambiental.

Sostenibilidad e integración de ciertos aspectos sociales, económicos y ambientales es lo que garantiza la regeneración de espacios que hasta el momento se encontraban en desuso.

Es lo que se busca en iniciativas como el Mercado de Motores que han permitido a pequeños creadores abrir negocio. Ropa, muebles, objetos de decoración, accesorios, arte y productos gourmet para llevar pueden dejarse ver en esta localización histórica desde 330 euros por fin de semana.

El Matadero de la Madrid se ha convertido en uno de los puntos álgidos de la cultura en la ciudad.

Un mercado hecho huerto


Con el que fuese el Matadero más importante de la capital convertido en el centro de creación contemporánea de referencia de la capital, el barrio de Legazpi está enpleno proceso de revitalización.

Si se mantiene el calendario, en 2019 el distrito de Arganzuela verá como el que fuese su Mercado de Frutas y Verduras se convierte en un centro público con huertos urbanos.

“Es premisa básica del proyecto salvaguardar y proteger el patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad de Madrid. En el caso del mercado de frutas se trata de uno de los primeros exponentes de la arquitectura basada en el hormigón armado y presenta unas características únicas”, cuentan en una nota de prensa desde el Ayuntamiento de Madrid.

Además de esta iniciativa, según el borrador del proyecto, la localización incorporará una biblioteca, oficinas y centros de crianza.

En el centro comercial Arcade comparten espacio las viviendas y los comercios (Google Maps).

Del ‘mall’ al vecindario


Cuando en el siglo XIX el arquitecto Daniel Burnham creaba uno de los primeros centros comerciales, no imaginaba que su edificio de inspiración neoclásica el centro comercial Arcade– sería hoy el hogar de algunos vecinos de Providence. Desde hace décadas el espacio se hallaba sin uso y el equipo de Northeast Collaborative Arquitects les ha proporcionado una nueva vida.

“Los micro-lofts son modelos innovadores de vivienda que ofrecen acceso a servicios urbanos a precios asequibles”, es lo que expresa el estudio sobre este concepto de 48 pequeños apartamentos que han ocupado la segunda y tercera planta del espacio histórico.

Su tamaño oscila entre los 20,9 m2 y los 41,8 m2. En el nivel bajo han mantenido el concepto comercial con 17 locales destinados a la venta, también en formato mini.

Las antiguas oficinas gubernamentales sirven hoy como un espacio de coworking (Google Maps).

Inyección creativa


En Londres, el estudio Gort Scott ha convertido lo que fueron unas oficinas gubernamentales en los años sesenta en un espacio de coworking. Central Parade son ahora 650 metros cuadrados dedicados a trabajadores independientes.

La renovación mantiene herencia retro del edificio, mientras que se han redefinido otros elementos para mejorar la funcionalidad y adaptarse a los nuevos usos. Entre ellos, una incubadora de ideas, espacios de trabajo virtual, sala de reuniones, otras para eventos y una panadería artesana y cafetería.

“A través de este y otros proyectos estamos trabajando en una estrategia de crecimiento en el área que fomentará la economía durante los próximos cuatro años”, afirmaba Clir Clare Coghill, encargada del Área de Crecimiento Económico de Waltham Forest, en un comunicado.

1 d’octubre del 2016

la reparación como solución?

El plan de Suecia contra el consumo desaforado: bajar los impuestos sobre las reparaciones.


Si no lo desecha, no querrá uno nuevo: el gobierno sueco se enfrenta a la “cultura de lo desechable” reduciendo el IVA sobre las reparaciones de todo, desde bicicletas hasta lavadoras.


Una tienda de reparación de bicicletas en Estocolmo.

El gobierno de Suecia se prepara para reducir los impuestos sobre las reparaciones de todo tipo: desde bicicletas hasta lavadoras. El gobierno pretende que ya no tenga sentido deshacerse de los artículos viejos o rotos para comprar nuevos.

Este martes, la coalición entre el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde que gobierna Suecia ha presentado propuestas en el parlamento que reducen del 25% al 12% los impuestos sobre la reparación de bicicletas, ropa y calzado.

También presenta una propuesta que permitirá desgravar sobre el IRPF sueco la mitad de la mano de obra pagada para reparar electrodomésticos como neveras, hornos, lavaplatos y lavadoras.

Según Per Bolund, ministro de Mercados Financieros y de Defensa del Consumidor y uno de los seis integrantes del Partido Verde en el gabinete, la "medida podría bajar sustancialmente el costo y de esa manera convertir la reparación de bienes en una práctica racionalmente económica”.

Bolund ha sido uno de los principales promotores de los nuevos incentivos. Calcula que la reducción al IVA bajará el costo de una reparación de 400 coronas suecas (42 euros) hasta unas 50 coronas (5 euros), suficiente como para estimular la industria de la reparación en Suecia.

El ministro confía en que la reducción de impuestos sobre los aparatos de uso doméstico estimule una nueva industria de servicio de reparación hogareña, generando así los tan necesarios puestos de trabajo para los inmigrantes recientes sin educación formal.

Los incentivos forman parte de un cambio de visión del gobierno, que pasó de limitarse a reducir las emisiones de dióxido carbono en el país, a buscar también la reducción de emisiones que generan los productos fabricados fuera de Suecia.

Entre 1990 y hoy, Suecia ha reducido sus emisiones anuales de dióxido de carbono en un 23%. Actualmente, más de la mitad de su energía eléctrica proviene de fuentes renovables.

Pero las emisiones vinculadas con el consumo han aumentado de manera constante. Según Bolund, las nuevas medidas del gobierno también están en línea con el “Maker Movement” y el consumo colaborativo, dos tendencias internacionales de reducción del consumo y creación que cuentan con muchos seguidores en Suecia. “Hay un cambio de perspectiva en Suecia. Cada vez se hace más patente que tenemos que hacer durar más a nuestras cosas para reducir el consumo de materiales”.

Las propuestas se presentan en el parlamento sueco como parte del proyecto de presupuesto del gobierno. De aprobarse en diciembre, el 1 de enero se convertirán en ley.

(the guardian, via eldiario.es)