29 de desembre del 2013

‘cohousing’: un nuevo modelo de vivienda asequible y sostenible

Las viviendas colaborativas combinan los espacios comunes con los privados y promueven la racionalización de los recursos. Varias unidades familiares se unen en una cooperativa para compartir el uso de un edificio de viviendas.


Patricia Burgo Muñoz, El Diario Norte Magazine, 26/12/2013

Proyecto de rehabilitación de una casa en Aletxa (Álava)

La economía del bien común, el consumo colaborativo, o la financiación colectiva son diferentes modalidades de una teoría que persigue un mismo objetivo: un modo de vida más sostenible.

El acceso a la vivienda también tiene su versión dentro de esta filosofía de vida. Se trata de conseguir un nuevo sentido de la comunidad, mediante procesos participativos y a través del uso de más espacios compartidos y menos privados. Este sistema se denomina ‘cohousing’ o vivienda colaborativa. Un modelo con una gran tradición en el norte de Europa, -en Dinamarca el 10% de las comunidades funcionan así, y en Suecia llega incluso al 35%-, y que en España comienza a tener un desarrollo como una alternativa a la vivienda tradicional.

16 de desembre del 2013

¿qué hace público al espacio urbano?

Anatxu Zabalbeascoa, "Perder lo que es de todos (y 3)"
El País, 06 de diciembre de 2013

¿Dónde se sientan ustedes cuando quieren tomar un poco el fresco -o el sol por estas fechas-? ¿Dónde, cuando tienen un rato para ver pasar a la gente? ¿O los coches…? Cada vez resulta más difícil quedarse en la calle. Se complica algo tan simple como sentarse a disfrutar de casi nada en el centro de las grandes ciudades. Las calles se han convertido en un lugar de paso. Es incómodo y difícil quedarse un rato en una plaza, junto a una acera, o al lado de una fuente, a menos que uno esté dispuesto a pagar por ello y decida sentarse en una terraza. Con pocos bancos, los bordes de las fuentes públicas y los alféizares de los escaparates decorados con las alambradas que impiden que nadie se queda allí y decoran la ciudad con una desesperanzadora falta de civismo, cada vez es más difícil permanecer en la calle por el gusto de disfrutar de un rato de sol.


Ciudad satélite de Vällingby, (Estocolmo), 1954 de Sven Backström y Leif Reinius. FOTO: Sune Sundahl, The Swedish Museum of Architecture’s collection

Merece la pena tener cuidado con las pequeñas decisiones. Cuando el castigo es desproporcionado el educador se vuelve opresor y la intolerancia se confunde con autoridad. ¿Qué pensarían ustedes de un padre que pasea a su hijo pequeño –e ineducado- con un bozal y agarrado a una correa? ¿Quién tendría peor educación? Algo así sienten muchos ciudadanos, y muchos turistas, cuando no puden sentarse alrededor de las fuentes de la plaza del Sol, el los escalones de una iglesia o junto al escaparate de una tienda de lujo porque hierros retorcidos le indican que allí no es bienvenido.

Esta imagen de 1954 de la ciudad dormitorio de Vällingby al noreste de Estocolmo deja ver lo contrario. Un chapuzón en un día de sol. Una fuente junto al metro en la que poder sentarse y convivir. Ni los niños bañistas mojan a las señoras que descansan ni estas tienen que defenderse del agua que salpican los chavales. La fuente, ideada por los arquitectos Sven Backström y Leif Reinius, explica con sencillez cómo pude ser la mejor convivencia: tranquila. La imagen, incluida en el Atlas de la arquitectura del siglo XX que acaba de publicar la editorial Phaidon explica que el mantenimiento de los edificios empieza cuando estos son necesarios, comprendidos, utilizados y agradecidos por los vecinos.

La inclusión de imágenes como esta en un compendio que repasa la arquitectura del siglo pasado advierte también de ese peligro actual: la pérdida de lo que dábamos por hecho: el espacio público es cada vez menos público. Los peatones, y no los coches, hacen la calle. Los mejores urbanistas no olvidan ese principio básico. Y el sueco Sven Markelius empujó a los autores de esta ciudad dormitorio a jugar con densidades, vegetación y arquitectura para conseguir ofrecer un marco cómodo y digno en el que combinar un A,B,C (Arbete-Bostad-Centrum) -trabajo, vivienda y centro-, esencial de toda ciudad que desee vivir con tranquilidad.

(Anatxu Zabalbeascoa, "Perder lo que es de todos (y 3)")

12 de desembre del 2013

efecte llindar / effetto soglia

acaba de néixer un blog amic que es publicarà des de Sicília per a promoure una visió de la ciutat que passa per identificar el potencial dels seus espais com a base de propostes de reutilització.


El blog ha estat creat a la facultat d'Enginyeria i Arquitectura de la Universitat d'Enna "Kore", i és promogut per un grup de professors i estudiants que volen utilitzar aquesta plataforma per a posar a disposició d'un públic més ampli la seva recerca i observacions. Aquest blog té com a objectiu "narrar" algunes condicions de l'espai construït que ens envolta i en el qual treballem i vivim. El blog parlarà de reutilització en el sentit més ampli de la paraula, de les seves implicacions espacials així com de les econòmiques i socials; parlarà de la ciutat, la ciutadania i els usos de la ciutat; parlarà de la relació entre l'alimentació i la ciutat, i de com poden influir-se mútuament. Effetto Soglia parlarà de l'entorn material i immaterial en què vivim i de les relacions que hi mantenim.


caffè letterario Al Kenisa a l'antiga església dei Santi Pietro e Paolo, Enna

El blog ha sido creado por la facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universitat d'Enna "Kore", i está promovido por un grupo de profesores y estudiantes que quieren usar esta plataforma para poner a disposición de un público más amplio su investigación y observaciones. Este blog tiene como objetivo "narrar" algunas condiciones del espacio construido que nos rodea y en el que trabajamos y vivimos. El blog hablará de reutilización en el sentido más amplio del término, de sus implicaciones espaciales así como económicas y sociales; hablará de la ciudad, la ciudadanía y los usos de la ciudad; hablará de la relación entre alimentación y ciudad, y de cómo pueden influenciarse mútuamente. Effetto Soglia hablará del entorno material e inmaterial en el que vivimos y de las relaciones que establecemos con él.


una parada al carrer en el barri de la Vucciria, Palerm

Il blog nasce in seno alla facoltà di Ingegneria e Architettura dell’Università di Enna “Kore”, ed è promosso da un gruppo di docenti e studenti, i quali vogliono usare questa piattaforma web per mettere a disposizione di un più vasto pubblico le loro ricerche ed osservazioni. Questo blog ha come obiettivo quello di “narrare” alcune condizioni dello spazio costruito che ci circonda e nel quale operiamo e viviamo. Il blog, parlerà di riuso nel senso più ampio del termine, delle sue implicazioni spaziali ma anche di quelle economiche e sociali; parlerà di città, cittadinanza e usi della città; parlerà della relazione tra cibo e città, e di come l’una e l’altra cosa possano reciprocamente influenzarsi. Effetto Soglia parlerà dell’ambiente materiale ed immateriale nel quale viviamo e delle relazioni che con esso intratteniamo.

<www.effettosoglia.blogspot.it/>

7 de desembre del 2013

de vuelta al papel social del arquitecto

mejorar la calidad arquitectónica : la nueva Ley de Arquitectura debería incorporar criterios de evaluación social, urbana y ambiental de los proyectos
Josep Maria Montaner. El País, Catalunya, 5 diciembre 2013

En este periodo de replanteamiento, cuando ha disminuido la obra pública, se trataría, sobre todo, de recapitular, con el objetivo de mejorar la calidad de la arquitectura en Cataluña. Para ello, más que reconocer, premiar o promocionar la arquitectura catalana, tal como prevé el borrador de la nueva Ley de Arquitectura, que prepara el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, la clave consistiría en incorporar aspectos cualitativos en los procedimientos contractuales, priorizando criterios de calidad, de innovación, de inclusión y responsabilidad social, de creación de ocupación, de protección del medio ambiente, tendencia hacia la sostenibilidad y cuidado por un entorno saludable. Y para ello es básico repensar los procesos del antes y del después de cada obra, estrechamente relacionados.

Es decir, por una parte, se deberían elaborar unos criterios de valoración, basados en el fomento de la calidad de vida, que se aplicasen para primar la obra pública, es decir, las infraestructuras, los edificios y espacios públicos y las viviendas. Hoy disponemos de informaciones y criterios de evaluación sobre las características y lo que consumen automóviles y electrodomésticos; sin embargo, la arquitectura y la vivienda social adolecen de la falta de criterios holísticos de valoración que, además, ofrezcan la posibilidad de comparar obras dentro de unos baremos comunes. Aún hoy los usuarios desconocen las cualidades reales a valorar en una vivienda (la flexibilidad y calidad del espacio, el asoleamiento, la ventilación, la salud, la relación con el entorno) y se dejan llevar por características superficiales de consumo. Disponiendo de unos criterios de evaluación social, urbana y medioambiental se conseguiría superar, de una vez por todas, que los nefastos mecanismos de decisión para la adjudicación de la obra pública sean los presupuestos más bajos o las influencias más altas; y que en la obra privada lo sea el negocio y la pura especulación.

Por otra parte, se debe implementar una cultura que ponga énfasis en los usos, en el impacto urbano, social y ambiental de cada obra, en la posocupación, en los significados que se generan y en la relación con el contexto. Hemos de fomentar, en definitiva, una cultura de la auto-evaluación, que sepa aprender de la experiencia, de los aciertos y los errores, de los cambios y mejoras introducidos por los usuarios en los lugares para vivir, trabajar, aprender o relacionarse, de las opiniones de las personas, para ir revisando y nutriendo, precisamente, estos criterios de valoración y promoción de la calidad.

Disponer de unos criterios de evaluación y comparación, y desarrollar una cultura de la posocupación, va a permitir poner el acento en la aplicabilidad. No solo se mejoraría la calidad sino que se romperían barreras, recuperando la relación entre los criterios reguladores de la Administración y los criterios técnicos de los profesionales que proyectan, y restableciendo los canales de comunicación y expresión de los valores y de las experiencias de los usuarios. Definir e integrar los procedimientos estratégicos para incorporar estas valoraciones comporta, necesariamente, incluir mecanismos de participación ciudadana.

Si, como se anuncia, la Generalitat de Cataluña va a proceder a la tan complicada y polémica venta a sus inquilinos de parte de las viviendas sociales existentes, argumentando que es para tener recursos para generar vivienda nueva, aún será más imprescindible disponer de estos criterios de valoración social de la calidad urbana y medioambiental, implementando los estudios posocupacionales para que esta nueva etapa se caracterice por sus cualidades y por la superación de los errores.

Sería imperdonable que estas nuevas viviendas no fueran modélicas por sus características y arrastrasen inercias e insuficiencias del pasado. Y en estos criterios deberían tener relevancia los mecanismos que favorezcan la adaptabilidad inclusiva; que potencien el envejecimiento activo de la población; que consigan la desjerarquización de los espacios desde una perspectiva de igualdad de género; y que, desde una visión multidisciplinar, favorezcan la sostenibilidad social, teniendo en cuenta las relaciones con el contexto y potenciando las interrelaciones sociales.

Estos criterios de evaluación podrían convertirse en un referente que nuestra cultura urbana aporte a la comunidad internacional: son necesarios para nosotros y pueden ser útiles para asesorar a otros países. Más que seguir creciendo, lo que necesitamos y lo que podríamos aportar con la reelaboración crítica de nuestra experiencia de estas décadas de urbanismo democrático son referentes y criterios, sellos de calidad y elementos de autoexigencia. Es decir, podríamos conseguir un territorio catalán más reequilibrado y sostenible, y, a la vez, podríamos potenciar una cultura arquitectónica y urbana capaz de exportar criterios y pensamientos aplicables.

Josep Maria Montaner es arquitecto y catedrático de la ETSAB-UPC

30 de novembre del 2013

¿edificios representativos sin uso adecuado?

Ruta por el patrimonio amenazado : Decenas de valiosos inmuebles de la capital están en peligro por el abandono de las instituciones, rehabilitaciones fallidas o negligencias privadas

Álvaro de Cózar, El País. Madrid, 29 Noviembre 2013

El palacio de la Equitativa, antigua sede de Banesto, uno de los edificios singulares del entorno de la plaza de Canalejas. ÁLVARO GARCÍA

En noviembre de 1998, un lector del Abc envió una carta al director del diario en el que felicitaba al Ayuntamiento de la capital por comprar “a sus respectivos propietarios tres emblemáticos edificios de Madrid que estaban en estado ruinoso: el colegio de los Escolapios de San Antón, la casa de los Duques de Sueca y el palacete de Iván de Vargas”. Consideraba el lector que, con su compra, la Administración pública los había salvado de su ruina y lamentaba que no se hubiera hecho lo mismo con el hospital Homeopático, en la calle de Eloy Gonzalo. Las cosas salieron al revés. Los tres edificios comprados entonces tuvieron o tienen todavía muchos problemas. El colegio de los Escolapios de San Antón en la calle de Hortaleza sufrió un largo periodo de abandono desde 1988 y fue finalmente demolido —a excepción de las fachadas— para acoger la actual sede del COAM.

La Casa de Iván de Vargas fue cedida por el Ayuntamiento a la Fundación Nuevo Siglo, que la demolió en 2002 para edificar en su lugar una réplica sobre la que se pegaron los antiguos escudos como si fuesen sellos de correos. Y el palacio de Sueca sigue abandonado y sin uso a la espera de una restauración siempre postergada, y fue declarado en ruinas parcialmente este mismo año por el mismo Ayuntamiento. El edificio que no compró el Ayuntamiento, el hospital Homeopático, de 1874, fue restaurado en 2009 y se encuentra en uso. La historia de aquella carta la contaba hace unas semanas Alberto Tellería, miembro de la plataforma Madrid, Ciudadanía y Patrimonio.

El arquitecto hablaba a toda velocidad a un grupo de periodistas que hacían un recorrido en un microbús por la zona roja del patrimonio en la capital, aquellos lugares históricos camino de la ruina o abandonados a su suerte. Y recurría Tellería a la carta del lector para criticar que sea precisamente el Ayuntamiento de la capital, supuestamente el encargado de velar por el patrimonio de la ciudad, el que más se desentienda a veces de su suerte. “El diálogo puede llegar a ser más fácil cuando hablamos con los propietarios privados. Con el Ayuntamiento es a veces muy complicado; entre otras cosas, porque cambian a los responsables continuamente”, comenta Tellería.

El minibús arranca muy cerca del Frontón del Beti Jai. No todo el que pasa por el número 7 de la calle del Marqués de Riscal sabe que detrás de esa red verde que apenas deja ver la fachada se encuentra uno de los edificios más interesantes y ocultos de Madrid. Fue construido en 1894 y se trata del único ejemplar de frontón industrial de esa época conservado en España. Sobre él recae la mayor protección que puede tener un edificio, su catalogación como Bien de Interés Cultural, concedida en 2011. Mientras el Ayuntamiento y los propietarios discuten en los tribunales por la cantidad que ha de pagarse para que pueda expropiarse, el edificio empieza a tener serios problemas para mantenerse en pie. Dos últimos hundimientos en el techo registrados en las últimas semanas amenazan su estructura, si no se pone remedio urgente.

El vehículo enfila hacia Alonso Martínez y de ahí a la calle de Mejía Lequerica. Los muros no dejan ver bien los jardines del palacio de Ustáriz, del siglo XVIII. Aunque ya no hay demasiado que ver allí, pues ya sólo se conservan algunos árboles en un estado lamentable, según cuentan los miembros de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio. Lo valioso, las escalinatas y las yeserías decimonónicas, están en su interior. Se habrían llegado a conocer si el proyecto para hacer un hotel allí hubiera cuajado, pero la conexión madrileña con la Operación Malaya hizo que el proyecto se parara.



28 de novembre del 2013

'mi ciudad, a la venta'

martes 8 de octubre de 2013
publicado en Una nueva pedagogía por Andrés Martínez


A menudo despreciamos la capacidad que tiene la arquitectura de hacer política. Quizás es sólo debido a que es un discurso que se otorgan, casi en exclusiva, una serie de arquitectos a los que, en mi modesta opinión, no vemos hacer ni lo primero (política), ni lo segundo (arquitectura). No voy a ser yo el que desmonte ese castillo de naipes que flota en torno a los proyectos curatoriales, loshappenings, o las instalaciones efímeras: para eso ya está el gran Fredy Massad (FM), que no deja pie con bola al escribir, por ejemplo, De esta manera no, Motivos personales, o La desobediencia debida.


Pescado recién descargado en el muelle de Baleares (foto cortesía PF, Otoño13)

Nunca frívolo, siempre serio, a cada vez valiéndose de un arsenal de argumentos, FM destripa como un cirujano las trampas de esa aparente modernidad que se esconde detrás del cascarón, y que no denota otra cosa que las últimas bocanadas de una cultura dirigista, dirigida, y de falsa rebeldía. Defiende, frente a ello, la seriedad de la crítica (como la que él practica) como parte complementaria e indisociable de la práctica y cultura arquitectónicas. Simpatizo y disfruto con él y sus polémicas, que me recuerdan a algunas de las más sonadas que tuvo el también grande Ignacio Echevarría con escritores contemporáneos de dudoso talento (desde luego menor que el suyo), y siempre en defensa de la importancia de la crítica; en su caso, la literaria.

Yo creo que política se hace no con happenings ingeniosos encerrados en salas de exposición y dedicados a llamar la atención de los focos, sino, como casi todo en nuestra profesión, saliendo a la calle, y mediante el hecho construido: ya quiera decir esto ensamblar materiales en una fachada orientada a mar, o abrir una calle nueva en un casco antiguo denso e infecto...

Cuento todo esto porque he asistido muy contento a la polvareda de discusiones que ha levantado entre nuestros alumnos un enunciado, el de este curso, que tomamos en sus inicios como bastante inocuo: la recuperación y transformación, para potenciar su uso original (la pesca, y todo lo que gravita en torno a ella) del viejo muelle de Baleares del puerto de Barcelona. Un muelle que resulta estar, para su fortuna y desgracia, en el epicentro de todas las fuerzas de destrucción que pesan sobre esta ciudad, y es buen testigo del duelo que, a pesar de muchos, consigue mantener contra los intentos de expolio a manos privadas, de convertirla en un monocultivo turístico.

Dudábamos de la capacidad de un puñado de viejos barcos de pesca sin pintar, de una lonja que se cae por el óxido, o de una pila de cajas de pescado azul apresado al amanecer, de plantar cara a los planes (vergonzosos) de convertir el puerto antiguo en una sucesión de marinas de lujo para atracar yates de multimillonarios (la última fase, ésta de la Bocana Norte). Tampoco estábamos seguros sobre si incorporar al muelle el flujo de turistas que podrían llegar prolongando la Rambla de Mar acabaría definitivamente con su esencia (mantenida hasta hoy sólo por su condición de península aislada) o podía servir de excusa para recuperarlo como el espacio de contacto con el puerto que le falta a su barrio de toda la vida: la Barceloneta.

Tras mucho debate, parece que se impone la idea de que no todo está perdido en la lucha contra esos intereses anti-ciudadanos (sólo el hecho de que se plantee la duda, ¿no nos dice ya lo grave que es la situación?) y que como arquitectos tenemos mucho que decir, y bastante que proponer, para que esta tendencia se invierta. Porque, ¿no es todo, al fin y al cabo, política? ¿No ha llegado nuestro momento —como profesionales; pero también como ciudadanos— de usurpar el debate político (que nunca debimos perder) a una casta (gigante en su tamaño) que sólo vela por sus intereses y los de quienes les financian? ¿A una cultura afin que no hace más que bailar a su ritmo?


22 de novembre del 2013

'la sorprendente resiliencia económica de nuestras ciudades'

Ramon Marrades


(uso lúdico del espacio público / ANDREA SERRA)

"Me pregunto si hay alguna relación entre la trama urbana, sus patrones de uso, y la resiliencia urbana a las crisis económicas; si es posible que la ciudad mediterránea tenga características físicas y económicas que le permitan ‘sufrir’ mejor dichas crisis.

Es relativamente sorprendente que la cohesión social -suma de convivencia pacífica y algún tipo de sentimiento de pertenencia- se mantenga a pesar de que las disparidades económicas se ensanchen: pensemos en las brechas generacionales o en el gap entre insiders y outsiders del mercado de trabajo. ¿Cómo es posible que con una tasa de paro superior al 25% y un desempleo juvenil mayor del 50% no estemos, literalmente, en las barricadas? ¿Cuál ha sido el papel de nuestras ciudades evitando el resurgir de la extrema derecha? Es evidente que hay algunos elementos estructurales que hacen que en términos agregados nuestra sociedad pueda soportar cotas altísimas de sufrimiento económico.

Quiero plantear una hipótesis que me parece sugerente, es posible que algunos de los indicadores de la dramática situación económica nos hagan, ex post, más resilientes a la mismas. Señalaré dos elementos: el diseño urbano denso y complejo y la manera como se sustenta la desigualdad generacional.

A pesar de que en España hemos doblado la cantidad de terreno urbanizado en el período anterior a la crisis, creando algunos barrios segregados e incrementando los costes medioambientales, el diseño urbano es en general consistente. Los barrios centrales y de primera corona (Russafa, Gràcia o Lavapiés) siguen mostrando una gran diversidad de usos y un aparente mix socioeconómico. La pura convivencia elimina factores irracionales de ‘rechazo al otro’ que son caldo de cultivo para el surgimiento de la ultraderecha. La consistencia de la trama urbana, que permite desplazamientos peatonales y movilidad blanda -muchas veces a pesar de algunas políticas públicas- tiene efectos directos en la felicidad del personal. Éste estudio demuestra que una persona que dedica una hora diaria a desplazarse debe ganar un 40% más que otra que puede ir caminando al trabajo, para mostrar los mismos niveles de satisfacción con la vida. A la inversa, si existe ese tradeoff, la relativa densidad de nuestras áreas urbanas hace que podamos soportar niveles de ingresos bastante inferiores. Charles Montgomery explora en The Happy City la intersección entre urbanismo y felicidad. Sus ejemplos se parecen mucho a lo que podemos observar cada día en el Jardín del Túria de Valencia, un espacio compartido, de movilidad, de actividad y, claro, de felicidad.

De la desigualdad generacional he hablado en este medio. No me cabe la menor duda de que es uno de los grandes dramas del presente. En esencia parece que una generación ha mantenido, a grandes rasgos, su estatus socioeconómico a costa de la precarización de sus hijos. La argamasa social se sustenta a través de prestaciones informales vía familia (básicamente de padres a hijos). Esta situación de dualidad tiene un doble efecto: es cierto que condena a la inseguridad económica a toda una generación joven pero, al mismo tiempo, la generación mayor, la de los insiders, se puede permitir mantener de forma informal a la otra. Sé que suena un poco retorcido, pero a través de estas transferencias se paga gran parte de la emigración joven, el emprendimiento que encubre precariedad, la eternización de los estudios etc. ¿Sería deseable que se redujese la dualidad haciendo innecesarias estas transferencias de renta? Sin duda. Pero debido a la falta de ‘conciencia de grupo’ de los jóvenes parece que la solución actual funciona mejor en términos de cohesión social que una pérdida neta de renta más equilibrada."


Ramon Marrades es economista urbano y emprendedor social.

11 de novembre del 2013

montaje como proyecto: Ignasi de Solà-Morales

Ignasi de Solà-Morales defiende en este artículo la capacidad del arquitecto para proyectar con material que no ha sido específicamente creado por él. Una postura que aceptamos cuando el objeto de reflexión es la ciudad, pero que todavía tiene detractores cuando aborda la escala del edificio.

(vía arq+his)

(Serguéi Eisenstein en pleno montaje, un segundo antes del colapso) 

"La obra arquitectónica en la época de su reproductibilidad técnica" (extracto)
Ignasi de Solà-Morales
Diferencias. Topografía de la arquitectura contemporánea. Barcelona, 2003

Montaje como proyecto significa que el arquitecto no es autor material de ninguno de los múltiples aspectos que ocurren en la materialización del proyecto arquitectónico. De la misma manera que el director de cine no tiene por qué ser el responsable material ni del vestuario, ni del guión, ni de los escenarios, ni de las tomas de cada secuencia, tampoco el arquitecto tiene un papel más privilegiado en las decisiones de implantación, volumetría, estructuras, cerramientos o materiales de revestimiento. 

Todas forman parte de la difracción técnica del objeto arquitectónico, ninguna puede ni debe tener un papel principal o decisivo. Sólo el montaje, la artificiosa, fatigante y conflictiva reunión de todos ellos es decisivo. Una reunión que jamás puede llegar a ser un Gesamtkunstwerk –la feliz reunión de todas las artes y de todos los oficios– sino únicamente la trabajosa articulación de diseños, decisiones espaciales, componentes, etc. Que todo se decida en el montaje no quiere decir que la obra –cinematográfica o arquitectónica– deba ser anónima, irrelevante, falta de significado. 

Todo lo contrario. La importancia que Walter Benjamin da al montaje tiene que ver con la entusiasta recepción que el filósofo había hecho de la experiencia contemporánea de la cinematografía rusa. 

De la misma manera que en Serguéi M. Eisenstein, el plano y la iluminación, la música y el cromatismo del film blanco y negro no son más que componentes de una obra en cuyo montaje están todas las decisiones capitales del guión, también en la arquitectura actual el momento decisivo está en la habilidad y astucia con los que el arquitecto monta las contribuciones de todos los operadores a través de la ficción completa del edificio en el espacio y tiempo del proyecto. 

Un proyecto que, por definición, es un instrumento técnico que permite la reproducción de la obra arquitectónica después de que ésta se haya montado por primera vez en el espacio virtual y ficticio del proyecto: un conjunto de protocolos elaborados en oficinas profesionales a las que muchos, no por casualidad, llaman estudios".

(Los actores de "..Potemkin" tomando sol en la célebre escalinata de Playa Bristol) 

Artículo publicado originalmente en: Lotus Internacional, 71, 1972, pag 129-131 

(vía arq+his

4 de novembre del 2013

turning Detroit into farms and forests

(via nextnature.net)
(images by 100abandonedhouses)

Encompassing an area of over 138 square miles, Detroit has enough room to hold the land mass of San Francisco, Boston, and Manhattan Island, yet the population has fallen from close to 2 million citizens, to most likely less than 800,000. With such a dramatic decline, the abandoned house problem is not likely to go away any time soon.


The story of Detroit is a familiar one for anyone living in the so-called rust belt of the USA, where the once-mighty automotive manufacturing industries have left many towns and cities shadows of their former selves. Now bankrupt, Detroit’s population has halved over the last fifty years. No one actually knows just how many buildings are abandoned, but it is estimated at over 1/3 of all structures. In the midst of this urban decay, farming has started to fill the hole left by industry.


Local businessman John Hantz just bought 600,000 square meters of land from the city of Detroit with an option to buy an additional 700,000, promising to demolish all the existing (abandoned) buildings, clean up the land, and plant hardwood trees. The Bank of America announced plans to demolish 100 homes and donate the land to urban agriculture. They’re not alone, as other small-scale urban farmers are adapting what’s left of the city to meet their needs. Detractors are quick to point out that urban farming will never be a large-scale, mass-produced operation that could compete with big agriculture, but urban farmers have a different goal in mind. Greg Willerer of Detroit says that he isn’t trying to save the world, just to save his city.




“For all intents and purposes, there is no government here,” says Willerer. While Detroit’s story is unique for now, the finances of other similarly affected cities may mean that the Motor City won’t be alone in its misery for long. Detroit’s urban farmers are helping to make the city more self-sufficient even when its own government has given up.


(via habitar)

29 d’octubre del 2013

cultura del compartir

Internet multiplica las iniciativas de consumo colaborativo

Antonio Cerrillo para La Vanguardia, viernes 25 enero 2013

La red ayuda a ampliar la vida útil de los productos de usar y tirar y a combatir el hiperconsumo.
"El 60 por ciento de la ropa que va a la basura se podría reutilizar"
"Lo importante ya no es la posesión, sino el uso o el intercambio del producto"


(Un apartamento para alguilar en París vía Airbnb.com mientras el propietario está ausente)

La colaboración vive su edad del oro gracias a internet. Las redes están desarrollando nuevas formas de economía basadas en la idea de compartir. Es el consumo colaborativo. Lo importante no es tanto poseer la propiedad de productos, bienes o servicios como acceder a su uso: disfrutarlos al margen de quién sea su dueño. Las viejas prácticas del trueque, el intercambio o el préstamo tienen ahora una nueva oportunidad para relanzar y recrear la economía en momentos de crisis. El nuevo edificio descansa sobre la base de que la gratificación no la da la posesión de bienes, sino el hecho de acceder a ellos. A la vez, damos una segunda oportunidad a los objetos para frenar el hiperconsumo derrochador poniendo el acento en una economía que se cimente en lo perdurable.



Las iniciativas de consumo colaborativo han encontrado en la red un campo abonado, el foro idóneo. La gama de opciones se ve ensanchada cada día. Los campos de este fructífero intercambio forman una retahíla inacabable que crece sin cesar: compartir coche o plazas de garaje, intercambiar casa o favores, vender ropa barata que no se usa del armario, hallar espacios de trabajo comunes, reparar ordenadores, prestar instrumentos musicales, regalar cosas que ya no sirven. Compartir mueve montañas. Sólo en el transporte, se han desarrollado múltiples variantes: trayectos que se comparten para repartir gastos de gasolina y peaje (Carpoling.es), empresas con flotas de vehículos que puedes reservar (Carsharing), alquiler de vehículos entre particulares (Social Car) o taxis compartidos (JoinUpTaxi).

Para todos los gustos

De la misma manera, el deseo de viajar se puede materializar con el intercambio gratuito de casas o el alojamiento a precio muy bajo. Puedes acceder a todo..., hasta alquilar un taladro, cuya vida media en el uso doméstico es, por cierto, de 10 a 20 minutos, pues compramos una herramienta que pocas veces usaremos. “Con las fórmulas de consumo compartido ganan las empresas y gana la gente, porque lo que se busca no es tanto el beneficio económico como compartir”, dice Albert Cañigueral, promotor de la web Consumocolaborativo.


(Un artículo sobre el coworking Uikú, en el Prat de Llobregat)

20 d’octubre del 2013

communities in unexpected places

In the center of Caracas, Venezuela, stands the 45-story "Torre David", an unfinished, abandoned skyscraper. But about eight years ago, people started moving in. Photographer Iwan Baan shows how people build homes in unlikely places, touring us through the family apartments of Torre David, Caracas; Makoko, a city on the water in Nigeria; Zabbaleen, an area of waste collectors in Cairo; and an underground village at the Loess Plateau in China. Glorious images celebrate humanity's ability to survive and make a home - anywhere.

(Iwan Baan via TED)

During a conversation with local architects Urban-Think Tank, I learned about the Torre David, a 45-story office building which sits right in the center of Caracas. The building was under construction until the collapse of the Venezuelan economy and the death of the developer in the early '90s. About eight years ago, people started moving into the abandoned tower and began to build their homes right in between every column of this unfinished tower […] Together, the inhabitants created public spaces and designed them to feel more like a home and less like an unfinished tower. In the lobby, they painted the walls and planted trees. They also made a basketball court […]


Within the tower, people have come up with all sorts of solutions in response to the various needs which arise from living in an unfinished tower. With no elevators, the tower is like a 45-story walkup. Designed in very specific ways by this group of people who haven't had any education in architecture or design. And with each inhabitant finding their own unique way of coming by, this tower becomes like a living city, a place which is alive with micro-economies and small businesses. The inventive inhabitants, for instance, find opportunities in the most unexpected cases, like the adjacent parking garage, which has been reclaimed as a taxi route to shuttle the inhabitants up through the ramps in order to shorten the hike up to the apartments.


A walk through the tower reveals how residents have figured out how to create walls, how to make an air flow, how to create transparency, circulation throughout the tower, essentially creating a home that's completely adapted to the conditions of the site. When a new inhabitant moves into the tower, they already have a roof over their head, so they just typically mark their space with a few curtains or sheets. Slowly, from found materials, walls rise, and people create a space out of any found objects or materials […]


The inhabitants literally built up these homes with their own hands, and this labor of love instills a great sense of pride in many families living in this tower. They typically make the best out of their conditions, and try to make their spaces look nice and homey, or at least up until as far as they can reach. Throughout the tower, you come across all kinds of services, like the barber, small factories, and every floor has a little grocery store or shop. And you even find a church. And on the 30th floor, there is a gym where all the weights and barbells are made out of the leftover pulleys from the elevators which were never installed. From the outside, behind this always-changing facade, you see how the fixed concrete beams provide a framework for the inhabitants to create their homes in an organic, intuitive way that responds directly to their needs […]


From Makoko to Zabbaleen, these communities have approached the tasks of planning, design and management of their communities and neighborhoods in ways that respondspecifically to their environment and circumstances. Created by these very people who live,work and play in these particular spaces, these neighborhoods are intuitively designed to make the most of their circumstances. In most of these places, the government is completely absent, leaving inhabitants with no choice but to reappropriate found materials, and while these communities are highly disadvantaged, they do present examples of brilliant forms of ingenuity, and prove that indeed we have the ability to adapt to all manner of circumstances. 



What makes places like the Torre David particularly remarkable is this sort of skeleton framework where people can have a foundation where they can tap into. Now imagine what these already ingenious communities could create themselves, and how highly particular their solutions would be, if they were given the basic infrastructures that they could tap into.

(Iwan Baan via TED) thanks to Martí Amargós and Jordi Quetglas

14 d’octubre del 2013

Detroit: workspaces for the 21st century

in the long-empty buildings of the Motor City's manufacturing past, technology firms are shaping new workspaces for the 21st century

(John Gallagher for Architectural Record)

(Young tech professionals are making their way to Detroit, working in newly renovated early 20th-century buildings such as the M@dison)

Detroit's well-publicized bout with municipal bankruptcy is masking some positive trends taking place in the teetering city. Among the most important: technology firms are flocking to its downtown core, bringing an influx of young workers and remaking many of its older 20th-century buildings into high-tech havens.

From two- or three-person startups to mortgage giant Quicken Loans, companies of all sizes have set up shop in long-neglected structures. Some are embracing the gritty industrial buildings by preserving rugged finishes, taking up the mantle of toughness and quality they embody. Others are turning to the showpiece offices of previous eras while gutting the interiors to suit a new generation of digital industrialists. These projects have given rise to a series of slogans that capture some of the city's new energy and its hoped-for revival: “Detroit 2.0,” “Outsource to Detroit,” and, in a nod to the main boulevard, Woodward Avenue, “Webward Avenue.”


(MICHELLE & CHRIS GERARD)

Some 10,000 new workers have arrived in the past few years, and in the technology sector, they tend to be young, educated, and eager to live near downtown, driving up apartment rents in Detroit's Midtown, Corktown, and Eastern Market neighborhoods and fueling the city's rapidly reviving bar, restaurant, music, and retail scene. Their influence can be seen in the growing number of bicycles on city streets, as well as in new brew pubs, wine bars, and coffee shops. Longtime Detroit staple Avalon International Breads opened a new 50,000-square-foot bakery in February, and in Midtown, the Great Lakes Coffee Roasting Company is one of the hot venues of the moment, transforming into a bar and staying open late. Its interior is outfitted with wood from a demolished Detroit home.

(A slew of new bars and coffee shops have opened in Midtown, including the Great Lakes Coffee Roasting CompanyGREATLAKESCOFFEE.COM)

Like that café's salvaging mementos of the city's past, much of the vibrancy of Detroit's tech scene stems from the look and ambience of the converted structures it inhabits. Local architectural firms including Neumann/Smith, Rossetti, and Kraemer Design Group have evolved a style that keeps the industrial rawness of the original buildings but livens it up with colorful custom-built furniture, fabrics, and artwork. A five-story 1917 structure known as the Madison Theatre Building recently reopened as the M@dison a hub of digital entrepreneurial activity. “When we were developing the M@dison concept, we were given the task of making it cool — make it open, make it collaborative, make it worthy of somebody who would want to be at Google or anywhere out on the West Coast, and then make it even cooler than that,” says Jennifer Gilbert, founder and CEO of Doodle Home, which designed the interiors. “The younger generation doesn't want to sit at a desk. On Monday they want to work one way, and on Tuesday they may want to work in a completely different way.”

(Avalon International Breads, a neighborhood staple, recently opened a new 50,000-square-foot production facility in a vacant warehouse. MARVIN SHAOUNI)

"voreres" al Quadern de El País

Les terrasses dels bars, abans desmuntables, passen a estructures fixes
per Xavier Monteys, Quadern, El País. Barcelona, 2 octubre 2013


(Alguns locals, com ara el Babelia del carrer de Villarroel, han fet entrar la porta d’accés. PERE FUERTES)

N'hi ha prou d'allunyar-se de la ciutat per vacances perquè, en tornar, algunes coses prenguin un relleu que abans no tenien. Alguna vegada m'he referit a les coses que passen a les voreres, perquè aquestes són una manera de prendre el pols a la ciutat i, per tant, a la seva vitalitat. Dic les voreres per no dir el carrer, que semblaria una manera de parlar de l'espai públic més rigorosa, per posar l'accent en l'ús quotidià. Les voreres, amb el seu ressalt respecte de la calçada, expressen bé aquesta idea de plataforma pensada per desenvolupar activitats i dotar de comoditat, seguretat i higiene els vianants; són el suport de l'activitat i la manifestació del compromís entre els edificis i el carrer.

Sembla que a les voreres s'hi expressen els conflictes entre l'ús públic i la privatització dels espais. D'un temps ençà, a les voreres han aparegut dues coses que no dic que siguin contradictòries, però que donen lloc a uns espais ben diferents. Una és la proliferació de terrasses, les quals, de manera implacable, han anat blindant el seu perímetre fins a convertir-se en petites reserves privades de bars i restaurants. Amb la nova ordenança municipal que les regula i que ha introduït la idea de vetlladors, aquestes terrasses, abans desmuntables a la nit, s'han consolidat i al vespre bona part de la seva infraestructura ja no es retira. Per a molts, aquestes terrasses són l'expressió més clara que la ciutat està en venda, i tenen raó, com va assenyalar la Síndica de Greuges de Barcelona. Aquest fenomen no tindria més conseqüència si no fos pel fet que no fa gaires anys es va obligar a retirar els vetlladors d'alguns locals adossats a les façanes. Podem recordar el cas del bar Bauma, a la cantonada de Roger de Llúria amb la Diagonal, un exemple per al qual alguns, des de la premsa, van demanar sense èxit l'indult perquè no s'enderroqués. Ja en queden pocs, de casos com aquest, i podrien servir per replantejar-se el problema de l'espai de les voreres. Una pràctica que ha fet que les terrasses dels bars siguin les veritables beneficiades de treure els cotxes del carrer. De fet, les terrasses i els vetlladors bé podrien ocupar la zona blava!

Però, a més d'aquest fenomen, n'ha anat apareixent un altre, al meu parer, més interessant, entre altres coses perquè obeeix a la iniciativa particular per resoldre un problema: fumar als locals. És interessant perquè un problema ha forçat a cercar una solució, que s'ha formalitzat abans que esdevingui llei gràcies a la inventiva individual. A més, m'agrada perquè, davant de la invasió de la vorera autoritzada per l'ordenança, aquesta solució és una retirada del tancament dels locals fins a obtenir un lloc per estar-se a l'espai que es forma al llindar del local en el seu contacte amb la vorera. El resultat és un espai a mig camí entre l'interior, a l'aixopluc de l'edifici i obert a l'exterior, i la vorera, en l'espai per fumar en públic tranquil·lament.


(Un comerç d'objectes de regal al carrer Astúries que s'incorpora al mobiliari urbà amb el seu aparador. GOOGLE STREET VIEW)

Un a un, aquests llocs no serien gran cosa, però en conjunt alteren la línia recta i administrativa de la façana de l'edifici i de la superfície de la vorera, tornant-la irregular i tortuosa. Tenen encara aquests espais alguna cosa més d'interès enfront els vetlladors, i és aquesta la posició que prenen els que s'hi estan respecte a la vorera i el carrer. Els que romanen en aquests espais miren l'activitat, seuen per observar “el que passa” —expressió que aquí pren tot el seu sentit—, i recolzats contra l'aparador fan que aquests racons semblin una mundana terrassa parisenca amb la gent asseguda, uns al costat dels altres, mirant el carrer. Aquestes terrasses improvisades mostren una vitalitat i una inventiva que les aparatoses terrasses cobertes, amb instal·lació elèctrica, tendals i paravents, emparades per l'ordenança recaptatòria, no tenen. Unes estrenyen l'espai de la vorera i les altres semblen ampliar-lo. Són dues maneres diferents d'utilitzar les voreres, com a llotges de l'espectacle de la ciutat o com a simples extensions de l'espai privat reservat al negoci i tancades com gàbies. Crec que és més interessant que l'extensió exterior dels locals estigui aferrada a la façana i no a l'altra banda de la vorera, i tan sols manca una ordenança que afavorís l'ús de tendals a les façanes dels edificis.

(veure també l'entrada espais llindar / espacios umbral)

8 d’octubre del 2013

un dinar al carrer / una comida en la calle


Palerm, 8 de juny de 2013. La Via dei Cassari porta fins al mercat de la Vucciria. No és fàcil definir aquest mercat, que ocupa els carrers i les places d'aquest barri amb l'exuberància dels seus productes, la multitud i varietat de gent comprant, passejant i portant mercaderies sota els tendals que pràcticament cobreixen tot l'espai, il·luminat per bombetes nues de vapor de mercuri i d'incandescència. Des d'alguna terrassa del primer pis, els comensals d'un local observen l'activitat mentre parlen. És un ús del carrer tan intens que ens remunta a una Europa medieval extingida. El quadre Vucciria (1974) de Renato Guttoso la retrata molt bé, però difícilment substitueix l'experiència directa de tots els sentits treballant alhora.

A la Via dei Cassari hi ha una trattoria popular on es menja molt bon peix. Dins el local la calor és sufocant i la gent ocupa part del carrer amb les taules. No hi ha lloc disponible per a tres persones més, però la signora dóna instruccions al seu marit des de la cadira on s'està ventant a l'ombra. En pocs minuts una taula quedarà lliure per a nosaltres. Fins aquí, una situació convencional.


És llavors quan arriba un grup de 16 persones, editors i escriptors italians de la fira del llibre que té lloc al veí claustre de San Domenico. La mestressa veu immediatament que l'estratègia ha de ser una altra i dóna noves instruccions. Acte seguit, el seu marit, un ajudant i el cuiner surten del local i es divideixen la feina: l'ajudant escombra l'aigua d'uns dolls al costat oposat del carrer, enretira unes plantes i unes motos per a fer lloc, mentre els altres dos homes van a manllevar unes quantes taules i cadires al bar de la cantonada, buit a aquelles hores, i el para-sol d'una botiga de més amunt. Entre tant, ens hem posat d'acord amb el grup d'escriptors i decidim dinar plegats; segur que tenim tema de conversa. Taula per a 19.


Mentre un dels homes va a comprar pa al forn, l'altre para la taula amb l'ajut dels clients i l'altre canta els plats del dia. En un instant el carrer s'ha transformat. Ha aparegut un lloc on abans només hi havia un aparcament improvisat. Els objectes que esperaven inerts s'han reunit i activat amb la nostra presència. Els establiments veïns ens han donat mostres de pertànyer a una comunitat que no dubta a col·laborar quan toca. Al carrer com a casa. 

La companyia ha estat molt grata i el dinar deliciós: pasta amb peix espasa o amb fruits del mar de primer; tonyina o peix espasa a la graella de segon; de la Vucciria al plat.

7 d’octubre del 2013

piscinas flotantes. a medio camino de la embarcación

Piscina flotante. Dun Laoghaire
NuriaPrieto para TectónicaBlog

Las propuestas de piscinas flotantes eran habituales en EEUU, destacando especialmente los que se construían todos los veranos en la ribera del río Hudson. Sin embargo, la propuesta de piscina flotante de Dun Laoghaire para Dublín, fue rechazada por las autoridades locales por irrealizable. El proyecto, de 1888, planteaba un vaso rodeado por un muelle de madera bajo el cual se ubicaban dos volúmenes vacíos que permitían la flotabilidad.



Piscinas flotantes. Nueva York
NuriaPrieto para TectónicaBlog

Durante en verano, en la ciudad de Nueva York se construían grandes estructuras de baños públicos, que permitían combatir el calor de la gran metrópolis. Entre 1870 y finales de los 1940, las zonas más tranquilas del East River y del Hudson River, eran el escenario de estas construcciones.

Los baños flotantes de Nueva York, eran construcciones de madera y acero, que incorporaban salas secundarias con vestuarios, cafetería o sauna. Habitualmente la construcción se componía del vaso, un muelle perimetral a este y el resto de construcciones hacia un lado. Las críticas de los sectores más tradicionales de la población llevaron a que a algunos muelles se les colocara una estructura secundaria a modo de pérgola, que en algún caso tapaba un poco más estas instalaciones, librando a los paseantes de la ciudad de ver a los bañistas.



Estos baños se hicieron muy populares en EEUU tras la Guerra Civil, y se llegó a crear legislación específica para ellos. Los vasos en general tenían unas dimensiones de 25x10m para adultos y de 20×5 para niños. En los años 20 la degradación de los ríos provocó que esta actividad comenzase a ser abandonada, a pesar de ello todavía existían nueve baños. En 1938 únicamente quedaban seis, y tras la Segunda Guerra Mundial dejó de ser una actividad tan popular. En la actualidad existe una piscina móvil en la ciudad que suele estar de manera permanente en Barretto Point Park en el East River.


4 d’octubre del 2013

consumo colaborativo

Ouishare Spain Tour: el consumo colaborativo ha calado en España
por Nerea Basterra para TICbeat
28 sep 2013




El pasado 25 de septiembre en el Makers of Barcelona, el Ouishare Spain Tour daba su pistoletazo de salida. Un encuentro abierto con emprendedores y amantes del consumo colaborativo en el que se presentaron varios proyectos de economía colaborativa y se conocieron experiencias de éxito en el sector.



La gira europea del consumo colaborativo, que recaló en Bilbao el 26 de septiembre y lo hará a lo largo del mes de octubre en ciudades como Madrid, Córdoba y Granada, tiene como finalidad compartir conocimientos sobre economía colaborativa. Organizada por Ouishare (una comunidad global que trabaja para acelerar el cambio hacia la economía de colaboración) y patrocinada por BlaBlaCar, Ulule y Mangopay, esta iniciativa da una idea del auge que viven actualmente en España las tendencias basadas en el coworking, el crowdfunding y en la posibilidad de compartir productos, servicios y conocimientos.



1 d’octubre del 2013

reHabitar, proyecto de investigación

(vía habitar.upc.edu


(Rehabitar en nueve episodios (1), imagen de la exposición)

Rehabitar es pensar en un uso nuevo, distinto, o simplemente prolongar el de lo viejo; especialmente apropiado en un momento como éste y en un país como el nuestro, con un parque de viviendas sobredimensionado. De hecho hoy, con miles de viviendas vacías y otras tantas segundas residencias, con edificios industriales y de servicios desocupados y en buen estado, seguir pensando en hacer nuevas viviendas o en su eventual prefabricación, nos parece una cuestión perfectamente aplazable. Hace ya más de un siglo de la publicación de El Practicón. En él, su autor Ángel Muro, elevó a la categoría culinaria el aprovechamiento de las sobras. Ésta podría ser una manera de definir el objetivo del proyecto rehabitar: aprovechar las sobras. El resultado debería abrir algunos interrogantes sobre cuestiones relativas a la vivienda. Nos parece que la casa, su concepción, su equipamiento y su forma, quedan a menudo sepultados bajo un alud de premisas que tratan de dar siempre con la vivienda ideal, como una búsqueda imposible. Tal vez estudiar cómo rehabitarlas no resulte tan ingenuo y, al fin, sea la forma más honesta de aproximarse a la vivienda actual, como algo mejorable pero con un final abierto.

(Rehabitar (2). Habitaciones satélite, imagen de la exposición)

Así que los objetivos de este proyecto son varios, pero bajo el prisma común de no tanto hacer nuevo, sino dar otro uso a lo que ya existe. Ahí tenemos por ejemplo muchas plantas bajas, hoy infrautilizadas, tenemos edificios de oficinas o industriales que pueden convertirse en viviendas, tal vez dentro de poco (de hecho, ya ha empezado) tendremos incluso hoteles que deberán reconvertirse y, por supuesto, tenemos viviendas, vacías o no, cuyo programa no encaja con el uso que se le quiere dar realmente. Pero, sobretodo, tenemos viviendas que en su momento se pensaron para otra estructura social y que hoy podrían mejorar sus posibilidades.


(Rehabitar (8). Abandono y oportunidadReconversión del cine Lidia, Riudecols.
David Tapias y Núria Salvadó
, 2006)

18 de setembre del 2013

fàbrica de creació - condicions temporals

Fabra & Coats, Barcelona
Fàbrica de creació / 'Creation factory'
Ruisanchez Arquitectes / BAMMP Arquitectes
concurs 2011 / projecte i obra 2011-12



en ocasions, les bases d'un concurs permeten establir una bona estratègia de treball, com és aquest cas. les bases plantejaven l'adaptació de l'edifici central del complex Fabra & Coats, al barri de Sant Andreu, Barcelona, per a un programa de 'fàbrica de creació'; és a dir, un viver de projectes culturals vinculats, en aquest cas, al món de l'escena: música, dansa, teatre, etc., a banda d'una escola de música i un espai per a presentacions i espectacles.

el mateix programa era un experiment: entenia que la naturalesa dels futurs projectes, en la seva diversitat i possible evolució, requeria d'uns espais essencialment modificables (amb l'excepció de l'escola de música, més previsible). a tot això s'afegia un pressupost ajustat i els requeriments de conservació de l'edifici industrial que marcava el catàleg de patrimoni.



resultat: una estratègia d'ocupació modificable dels espais més que un projecte de nova programació en concret; un sistema capaç de respondre a les exigències del nou ús, amb la capacitat de reconfigurar-se fàcilment i a un cost reduït; un sistema reversible que manté intacta la capacitat de transformació de l'edifici en el futur, més enllà de la durada del programa que es proposa resoldre, conscient que aquesta intervenció no és la primera ni serà probablement la última que es produeixi en aquests espais.

amb aquest objectiu, la proposta de concurs distingeix entre tres operacions bàsiques, ordenades pel seu grau de permanència:

a. afegir el que falta. el crític anglès Peter Reyner Banham es referia a les qualitats d'un motor fora-borda per a definir aquest procés: des de la seva invenció -argumenta- gairebé qualsevol objecte capaç de surar a l'aigua pot esdevenir una embarcació per a navegar. només cal incorporar-hi el motor, no cal modificar l'objecte (1). l'edifici de Fabra & Coats disposa dels espais adients, però no dels circuits per a persones i instal·lacions que permetin un ús intensiu i unes condicions de confort acceptables. com en el cas del motor de Reyner Banham, es tria afegir el que falta: un únic 'jack' de serveis ocupant una posició clau. una operació concebuda com a modificació permanent capaç d'abastir aquest o altres programes en el futur.





b. discriminar el programa estable. l'escola de música té uns requeriments concrets i una durabilitat condicionada. si es trasllada, pot ser necessari desmuntar les caixes acústiques que la formen. en comptes de concentrar-la en una única planta i de segregar-la dels altres usos, es proposa disseminar-la per les tres plantes del complex, dividint-la en aules independents, organitzades a la façana nord, que permetin el pas de llum a la resta de la nau.

c. ocupar l'espai de manera reversible. amb les dues primeres operacions, s'aconsegueix alliberar el gruix de la nau principal, que queda disponible per a qualsevol fórmula d'ocupació per part dels projectes. les activitats que requereixen de millors condicions acústiques se segreguen, de manera que poden ocupar les aules de música durant el matí, fora de l'horari de l'escola. sense aquesta limitació, la resta d'espais poden organitzar-se lliurement gràcies a un sistema d'ancoratges i lones acústiques que permeten ser modificades sense ajut expert. cada planta pot configurar-se en tot moment amb absoluta independència.



quan l'edifici de Fabra & Coats deixi de ser 'fàbrica de creació' algun dia, haurà guanyat un dispositiu de pas d'instal·lacions i evacuació de persones capaç d'adaptar-se a altres usos. la resta de la seva superfície tornarà a estar disponible per a pensar-la de nou.