7 de maig del 2014

'para continuar la ciudad de otro modo'

un texto publicado en: Lacaton, A., Vassal, J.P. “Para continuar la ciudad de otro modo” [2G, Gustavo Gili]
Los desafíos de la sociedad contemporánea parecen orientados fundamentalmente hacia una cultura de la interpretación y la transformación de lo existente. La ciudad contemporánea es una megaestructura ya construida. Por lo tanto, debería ser siempre cuestión de modificarla, de optimizarla antes que artificializarla. Hoy en día lo único que cuentan son las relaciones entre las cosas, dentro de ellas y con ellas. Ahí es donde queremos trabajar. Pensamos que lo existente se erige como un soporte poderoso de la imaginación. 

Densificación como activación del medio urbano. 

Las ciudades han acumulado suficiente materia, y están casi siempre en fase de modificación de situaciones vinculadas a factores económicos previos y a territorios ya ocupados. Entender la economía del lugar forma parte de nuestra visión de la producción urbana contemporánea. Si allí se utilizó un trozo de neumático, unas ramas, una tela, aquí vamos a utilizar un viejo hangar, una torre, la posibilidad de conseguir subvenciones. Los arquitectos parecen los profesionales más capacitados para trabajar a partir de la complejidad de esta realidad.

Prolongar las estructuras existentes, añadir, agregar, unir, ampliar, superponer, montar para construir algo nuevo es muy eficaz: la infraestructura urbana, arquitectónica y paisajística ya está ahí, sólo hay que aprovecharla.

Pensamos la ciudad como un sistema abierto, disponible, capaz de aglomerar y hacer evolucionar mecanismos heterogéneos, de poner situaciones nuevas en relación, de comprender y tratar con las interdependencias. La relación profunda que desarrollamos con lo existente y su poder de trascendencia y apertura supone toda una manera de reflejar la ciudad que ya no concibe la interrupción, la parcelación, la zonificación, sino la densificación puntual, la ampliación con precisión, la reorganización del interior con objeto de impulsar un inicio. Tan solo un inicio. Las estructuras añadidas, lo más ligeras y capaces posible, están destinadas a funcionar como esquejes urbanos, llamadas a crecer, con el tiempo, al ritmo de las necesidades.

La forma de generación de ciudad que defendemos, sucesión de microacciones organizadas a partir de un medio construido, tiene por característica ser extensiva y progresiva, gradual y reguladora. Arranca en primer lugar con la transformación de una estructura preexistente, después la de un grupo de edificios, para continuar añadiendo edificios nuevos necesarios, la reactivación de espacios públicos cercanos, con la creación de nuevas conexiones útiles, la adición de nuevos servicios necesarios, la transformación de viviendas cercanas, el montaje de otro programa, etc. Este método empírico y por adición reposa sobre una cultura de la precisión y de la proximidad. Un urbanismo sobre el terreno. Un pensamiento fragmentario de la ciudad llevado a la práctica para observar muy de cerca los fenómenos que fabrican la vivienda y el espacio público para mejorarlos, modificarlos, animarlos mediante un mínimo de acciones muy concretas.

Lacaton & Vassal + Druot. Tour Bois-le-Prêtre. París 17ème, 2008

El proyecto de transformación de la torre Bois-le-Prêtre cuenta la historia de esta estrategia de “comienzo” como modo de concepción. Una torre existente que tomamos tal cual y a la que le añadimos una estructura secundaria, ligera, abierta, destinada a ampliar las viviendas y a extenderse sobre la ciudad, a generalizarse paso a paso.

Lacaton & Vassal + Druot. Tour Bois-le-Prêtre. París 17ème, 2008

Queremos hacer política con una visión de la ciudad que rompe con los actos urbanos autoritarios, que rompe con la planificación, con la cultura de la composición, puesto que el urbanismo ya no es capaz de prever. Lo que mejor funciona en el interior de una vivienda o en un espacio público nunca tiene que ver con lo planificado, sino, sencillamente, con una situación hecha posible, con una situación lo suficientemente abierta y optimista como para estimular la imaginación.

Ahora bien, el urbanismo que se practica hoy es un urbanismo de plan general. Está excesivamente condicionado por el instrumento cartográfico que privilegia de forma abusiva la localización de los lugares en que las trazas son más visibles. Los potenciales existentes, las modificaciones en el interior de los sistemas, las nuevas relaciones y las emergencias escapan a la cartografía. El mapa no es el territorio.
        


Lacaton & Vassal. Transformación de un edificio de vivienda. Saint-Nazaire, 2014

Por tanto, practicar un urbanismo sobre el terreno, ajustado a los valores existentes y a las necesidades reales, se revela como algo muy eficaz e inventivo. En especial, permite coordinar cuestiones de proyecto muy diversas, puesto que se apoya sobre las oportunidades sobrevenidas y no sobre lo esperado. Allí donde un urbanismo de la planificación anima a comenzar la ciudad por su red viaria y sus ejes para reconstruir, en el mejor de los casos, las relaciones que había cortado, un urbanismo sobre el terreno saca partido de las estructuras existentes que ha sabido mantener, transformar y prolongar para iniciar otra cosa. Permite imaginar superposiciones de programa insólitas y útiles, dejarse sorprender por nuevas posibilidades de ahorro y por la intervención de actores nuevos. Se produce un urbanismo de relación, un urbanismo de situaciones. La ciudad necesita hoy instrumentos de proyecto afinados y reactivos, pues sus mutaciones son imprevisibles y complejas.

Fricciones de enlace en la planta transformada. 

Queremos hacer urbanismo a partir de la vivienda, de la partícula, a partir de situaciones, de usos y de la movilidad de los habitantes. Todo sistema constructivo abierto es capaz de producir urbanismo mediante su prolongación hacia la ciudad que lo aloja, mediante los dispositivos de progresión que su estructura permite. Antes que un urbanismo horizontal, debemos considerar un urbanismo vertical mediante el sistema de relaciones, de proximidades, de superposiciones que genera. Queremos que se produzcan tantas relaciones en el interior de un edificio como en el propio interior de su sistema urbano. Creemos que todo acto de arquitectura es también un acto de urbanismo y que esta crisis del pensamiento urbano, consecuencia de la crisis sistémica general, debería conducir a dar mayor legitimidad a las aproximaciones nuevas y pragmáticas, a dar mayor credibilidad a las investigaciones alternativas que provienen de la microeconomía.

(gràcies Coque per la referència del text i Núria per les imatges)

2 comentaris:

  1. ¡Hola Pere! Sigo tu blog desde hace tiempo.

    Superando la pereza que siempre da escribir un comentario, me lanzo con este escrito de Lacatón y Vassal, que me ha parecido muy interesante. Aunque seguramente no tiene ese propósito, pero veo aquí una declaración de intenciones muy sugerente y honesta.

    Sugerente porque ofrece una especie de cuerpo teórico a la intervención sobre la ciudad existente.

    Honesta porque ofrece una cara útil y de servicio del arquitecto de principios del siglo XXI que se aleja, y mucho, de la imagen pública que los medios (y algunos personajes que todos conocemos) han insistido en fabricar.

    Gracias por compartirlo. L.B.

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  2. gracias Laura por el comentario. el texto me lo dio a conocer un profesor de la escuela de arquitectura que, según me contó, lo usa a menudo con los estudiantes.
    efectivamente tiene un punto de manifiesto pero desde el lado de la declaración de principios; y sobre todo, revisa el objetivo de la arquitectura en estos momentos de cambios; como dicen los autores "lo existente se erige como un soporte poderoso de la imaginación" y eso hace que la intervención sobre la ciudad y la reutilización de sus estructuras no sea el simple fruto de una época de crisis, sino una actitud cultural hacia el entorno construido.
    gracias de nuevo!

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